EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Una pulsera de identificación, semejante a la que colocan a los pacientes en los distintos hospitales, se encontró entre los órganos que tres sujetos pretendieron enterrar clandestinamente en el panteón Jardines del Carmen, la tarde del pasado viernes. En ella se podía leer el apellido Castañeda. Se espera la intervención de la Secretaría de Salud.
La versión extraoficial que no pudo ser corroborada por Armando Lucero Jaramillo, agente del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal mesa cuatro, corrió insistentemente tanto en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) como en la Policía Ministerial, señalando que pertenecieron al pequeño Johan Alejandro Castañeda Cruz, quien falleció a causa de las graves lesiones sufridas cuando el lunes anterior intentó “colearse” de un carromato de tracción animal.
Durante la rueda de prensa efectuada la tarde del viernes en la PGJE, Lucero Jaramillo señaló que Servicios Periciales no había dado a conocer los resultados de los estudios que determinarían si dichas vísceras eran humanas o de algún animal. Sin embargo, desde la mañana del citado día, el secreto a voces era que correspondieron a un menor de entre cinco y diez años de edad.
Vecinos de la colonia Santiago Ramírez fueron testigos cuando la tarde del día 22 de abril dos sujetos descendieron de una camioneta blanca tipo Van que llegó al panteón Jardines del Carmen por la parte de atrás donde termina la barda, para cavar una fosa y entonces otro individuo bajó con una caja de cartón que depositó en la horadación que luego fue cubierta de tierra.
Los curiosos acudieron hasta la improvisada sepultura para desenterrar la caja que contenía una bolsa de plástico de color negro y en su interior había varios órganos tales como corazón, hígado, riñones, pulmones, bazo, aparato digestivo, además de masa encefálica y cerebelo. Entre las vísceras se encontró la pulsera señalada líneas arriba, aunque el Ministerio Público no lo confirmó.
Johan Alejandro Castañeda Cruz, de seis años de edad, sufrió un grave accidente al querer subirse a una carreta en la colonia J. Luz Torres, el lunes 18 de abril, atorándose el pantalón y luego su pierna izquierda en el eje del carromato, dejándosela destrozada, por lo que luego tuvieron que amputársela.
Debido a un golpe que recibió en la cabeza, dejó de existir varias horas luego del accidente.
El Ministerio Pública asegura que investiga en las distintas funerarias, la posibilidad de que algunos de sus empleados hayan efectuado la inhumación clandestina.
MENOR AGONIZA
Aunque ya no responde a ningún estímulo, la pequeña Marisol Gómez Avitia, quien cayera desde un segundo piso en el interior de un centro comercial al resbalarse de los brazos de su madre, mantiene sus signos vitales pero en su mínima expresión.
El accidente se registró a las 10:30 horas del viernes anterior en el establecimiento comercial ubicado en calzada Cuauhtémoc y bulevar Independencia, cuando la niña, de un año y dos meses de edad, era cargada en brazos por su madre Isolda Ruth Avitia Flores, de 35 años.
Cuando la mujer acababa de salir de las escaleras eléctricas y ayudaba a sus otros dos hijos menores a hacerlo, la bebita realizó un brusco movimiento que hizo imposible controlar que no resbalara y cayera de cabeza desde un segundo piso.
La ayuda médica llegó de inmediato y Marisol fue trasladada al Sanatorio Español, donde los médicos la desahuciaron, debido a las graves lesiones que presentó, las cuales literalmente la dejaron con el cerebro “hecho polvo”.
Hasta ayer por la tarde, al momento de cerrar esta edición, la pequeña aún seguía con su corazón latiendo, aunque sin ninguna respuesta neurológica.
