Ante la falta de oportunidades laborales, muchos sampetrinos optan por instalar su negocio propio
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Mejor conocido como ?El Güero?, para Guillermo Álvarez, la mejor opción para subsistir fue el autoempleo. Existe otra alternativa, dice, pero es en el otro lado. A mi edad ya o estoy para aventurarme.
La vida le ha enseñado a ser práctico, a sus 42 años de edad, ha desempeñado un sinnúmero de oficios, gracias a los cuales puede subsistir y mantener a su familia. ?No como quisiera, pero tan siquiera no pasa hambres?, asegura.
De tez blanca, ojos café claro, cabello castaño claro y rizado y complexión delgada, ?El Güero?, como lo conocen desde pequeño, deja asomar una sonrisa bajo el claro bigote al decir que ?ya no estoy para aventuras. Hace 20 años a lo mejor, ahorita ya no?, señala al referirse sobre la posibilidad de irse a trabajar al vecino país del norte.
?Para muchas personas, sobre todo jóvenes, Estados Unidos es su única opción, pero como está la situación de que allá nadie nos quiere y hasta hay gente en espera de ver llegar a los braceros para cazarlos como conejos, mejor nos quedamos aquí. Pero ese es mi sentir. Otros prefieren arriesgarse?, asegura.
Entre los múltiples oficios que a lo largo de sus cuatro décadas ha desempeñado, están el de mecánico eléctrico, chofer de tráiler, paletero, albañil, payaso, ?sacaborrachos?. ?Una vez fui policía allá por los 90?s, pero duré muy poco, unos 15 días. No es mi giro?, recuerda.
De tres años a la fecha y por consejo de su compadre Pedro Ramos, instaló un tallercito de cambio de frenos en un terrenito que logró comprar hace mucho tiempo. ?Al principio también le hacia al eléctrico, pero a la gente no le gusta pagar y estos ?jales? deben cobrarse bien pues son muy engorrosos, por eso nomás me quedé con lo de los frenos?, dice.
?Mi compadre me aconsejó un día que era mejor quedarse en la tierra que lo vio nacer a uno, pues lejos de ella, donde no se conoce a nadie es muy difícil empezar desde cero. Desde hace dos años no se sabe nada de Pedro, mi compadre, él se fue al otro lado a trabajar. Ya hasta mi comadre se fue de la ciudad. Quién sabe qué le sucedería?, dice acongojado.
Son cuatro los hijos que tiene. Guillermo, el mayor, de 15 años, le sigue Alejandro, de 12; Gabriela, de nueve y por último Cristian, de siete. ?Fue el pilón, dice al referirse al menor de sus hijos?.
Orgulloso dice, ?mi tallercito nos da para comer a mí y a mi familia. No pasamos hambre, además es mejor estar aquí, no vaya a ser que por andar de aventura en Estados Unidos llegue el ?sancho? y se adueñe de todo, hasta de los hijos?, terminó diciendo en tono de broma.