El Consejo Político Nacional del PRI que sesionó la semana pasada hizo, en su plataforma política, un cambio muy importante para el futuro de la nación. Hasta ahora la postura del partido había sido oponerse a la reforma energética, negando la posibilidad de inversión privada tanto en electricidad, como en hidrocarburos. Al concluir el Consejo se publicó que el partido estaba dispuesto a eliminar los candados que existen actualmente en la Constitución y en otras leyes, para permitir la participación del capital privado en el sector energético. Se afirma que no se trata de privatización sino de permitir la colaboración de la inversión privada.
Eso parecería indicar que el PRI estaría dispuesto a modificar la Constitución, en los artículos en los que niega la participación del capital privado en las tres grandes paraestatales. Pemex, CFE y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
De acuerdo con el líder de la bancada del PRI en la Cámara, el proyecto no significaría presentar otra vez la iniciativa que mandó el presidente de la República y que fue congelada por la mayoría de la Cámara. El proyecto de Fox planteaba la participación del capital privado en los energéticos tal como el PRI lo presenta en esta nueva ocasión, pero el discurso político del PRI, afirma que el proyecto del presidente Fox entregaba a los extranjeros los recursos energéticos de México e incluso personajes del partido afirman que la iniciativa de la Presidencia, se debía a un pacto secreto entre la Presidencia y el gran capital.
Si el PRI presenta el proyecto y la mayoría de los diputados del PRI votan por la reforma constitucional, la aprobación está asegurada, pues contaría con los votos del PRI y con los votos del PAN, obteniendo holgadamente la mayoría de dos tercios necesarios para una reforma en la Constitución.
Una nueva legislación de los energéticos, sería una catapulta para la economía del país, que permitiría un crecimiento, a mediano plazo del siete y ocho por ciento anual del Producto Interno Bruto, tal como lo presentaba la iniciativa del presidente actual.
Desde el punto de vista político el cambio en la postura del PRI es un gran acierto; si se aprueba la reforma constituiconal quien ganaría sería el PRI, puesto que se adjudicaría el mérito del proyecto, arrebatando al PAN la autoría del mismo. Esto sería un excelente posicionamiento para las elecciones de 2006.
Por otro lado, el Gobierno actual no podría hacer nada en este año, pues el presupuesto no contempla partidas para este propósito. Lo que se podría lograr sería quizá hacer los estudios para arrancar las primeras acciones en 2006, pero 2006 es el año de las elecciones: las ventajas del crecimiento económico que la reforma energética va a producir no serían aparentes en los primeros seis meses y para entonces ya se sabría quién va a ser el siguiente presidente de la República.
En caso de que el PRI ganara las elecciones y arrancara los proyectos de inversión, se le atribuirían todas las ventajas que la apertura conlleva, lo que muy probablemente y lo consolidaría en el poder. ¿Sería arriesgado afirmar que con esta nueva postura el PRI está sembrando no sólo para 2006, sino también para 2012?
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La economía del país sigue creciendo.
De acuerdo con el INEGI el año pasado el gasto de inversión física creció 7.5 por ciento. Los sectores que más invirtieron fueron el de comunicaciones, el de tiendas comerciales, el de siderurgia y el de hoteles y restaurantes.
La inversión en los servicios y las comunicaciones fue básicamente para la renovación de equipos y la actualización tecnológica, por lo que todavía no ha incidido en la creación de nuevos empleos.
El repunte en los precios de las materias primas provocó el crecimiento en la inversión en el sector siderúrgico y en las empresas mineras.
El hecho que no ha cesado la inversión en las tiendas departamentales y en los autoservicios (11,800 millones de pesos en 2004), se debe a la gran expansión que tiene este sector en el país. Las tarjetas de crédito y débito han crecido más del diez por ciento, las grandes cadenas han lanzado sus propias tarjetas, las baratas y los remates que promueven frecuentemente han expandido este sector en forma muy dinámica.
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Sigma alimentos, una compañía regiomontana, compró en los dos últimos años siete empresas, dos en México y cinco en Centroamérica, con treinta marcas nuevas para sus productos. Con estas adquisiciones ya es líder en México en la industria de quesos aprovechando que muchas personas tienen poco tiempo para comer y muchas amas de casa tienen pocas posibilidades de preparar los alimentos, Sigma comienza a comercializar comidas preparadas para exportarlas a Estados Unidos (ya tiene actualmente ventas en USA por 30 millones de dólares) y para ofrecerlas en México en máquinas vendedoras.
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Omnilife, una empresa jalisciense, acaba de inaugurar su centro de distribución en Moscú, a diez minutos de la Plaza Roja, para vender sus productos en Europa Central y en Europa del Este.
Ayudados por el Gobierno ruso, tienen la posibilidad de adquirir una nave industrial desocupada, por lo que sólo es necesario rehabilitarla. Con una inversión de entre veinte y treinta millones de dólares motarán una fábrica para elaborar todos sus productos.
Ya en este momento Omnilife tiene presencia en España y en el Norte, Centro y Sudamérica.
