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Balance positivo

Xavier Massimi

Al terminar el primer trimestre de 2005 la economía del país aparece sólida y en crecimiento.

La inflación acumulada de enero y febrero fue del 0.33 por ciento, el dólar se ha mantenido en un nivel entre 11:10 y 11:20 pesos y el precio del petróleo está cerca de los 40 dólares por barril.

El punto débil sigue siendo el desempleo y parecería que los esfuerzos del Gobierno se dirigirán, este año, a bajar la tasa de desempleo abierto que se encuentra en 4.14 por ciento. La única manera de disminuirlo es elevando la productividad y la competitividad de las empresas, pero es precisamente en este punto donde se encuentra el problema, debido a la cerrazón de los partidos políticos para hacer la reforma integral del Estado y para hacer los cambios necesarios en la legislación para que la producción de energéticos sea competitiva. No hay manera de ser competitivos mientras la electricidad y el petróleo tengan en México precios de los más altos del mundo.

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La exportación de frutas y verduras enlatadas o congeladas ha resultado un estupendo negocio, que ha crecido al doble en los últimos diez años (a partir del Tratado de Libre Comercio).

En 2004 México exportó a Estados Unidos 555 millones de dólares de legumbres y frutas preparadas o en conserva (datos del Departamento de Comercio de USA).

Este Sector tiene dos grandes ramas. Casi todos los alimentos enlatados: pimientos, chiles, jitomate en trozos y en puré, pepinos y pepinillos, hongos, preparaciones de aguacate y jugos de frutas, son fabricados y exportados por compañías mexicanas.

Los alimentos congelados son procesados por compañías maquiladoras, que compran el producto y lo procesan en el país, para exportarlo congelado. Hay también algunas fábricas mexicanas que maquilan a las compañías comerciales americanas: lavan, seleccionan, parten, empacan y congelan el producto. En estos casos el empaque tiene las especificaciones y la marca de la compañía que lo comercializa en Estados Unidos. Para este segmento es indispensable la utilización de tecnología de punta, pues el producto debe llegar a manos del consumidor, máximo dos semanas después de haber sido cosechado. Esa tecnología está perfectamente dominada en México como lo demuestra el crecimiento del sector.

En todos los casos hay buenas ganancias para las cadenas productivas. Las compañías mexicanas fabricantes de conservas que venden sus productos en Estados Unidos, tienen muy alto valor agregado.

En el caso de las compañías maquiladoras extranjeras el 27 por ciento del valor final del producto (compra del producto, gastos de fabricación, sueldos de los trabajadores, pago de impuestos, compra de insumos, bolsas de celofán, etcétera) se queda en México (contra el 3.5 por ciento de otras maquiladoras).

Las compañías mexicanas que hacen todo el proceso y le venden a comercializadoras americanas, tienen también un alto valor agregado. Este negocio tiene un futuro muy alentador. El 40 por ciento de las exportaciones agroindustriales mexicanas a Estados Unidos son frutas y legumbres en conserva y el 70 por ciento de las frutas y verduras congeladas que se consume en el país son maquiladas en México. Estados Unidos no produce las frutas y verduras suficientes para satisfacer su demanda y es más barato importarlas de México enlatadas o congeladas. Eso asegura una posibilidad de crecimiento prácticamente ilimitado para futuras exportaciones.

Hay, además, en Estados Unidos un mercado de enlatados, que crece constantemente: el de los migrantes. Son millones de posibles clientes que van al supermercado buscando los productos mexicanos. Chiles, moles, chicharrón, chilorio, huitlacoche, huazontles, guacamole, patitas de cerdo, carnitas, barbacoa, atún, sardinas, frijoles, achiote, nopales, flor de jamaica, etcétera.

La mayor parte de estos productos no tiene competencia y al no fabricarse en Estados Unidos, brincan para México la posibilidad de un crecimiento de exportación a nivel de escala.

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Hay cada vez mayor conciencia en el sector industrial del cuidado del medio ambiente.

La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente tiene un programa para certificar a las empresas como “Empresas Limpias”. De acuerdo con el proyecto de la Procuraduría las empresas solicitan la inspección en forma voluntaria. Son auditores externos los autorizados para revisar los elementos normativos federales, estatales y municipales en las áreas de ruido, agua, suelo, electricidad, desechos y aire.

Hasta ahora se han certificado tres mil 800 instalaciones.

Las zonas metropolitanas de Distrito Federal, Chihuahua y Nuevo León son las entidades con mayor número de plantas certificadas y los estados de Tamaulipas, Campeche, Veracruz, Hidalgo, Tabasco y Coahuila son los que han hecho mayores inversiones privadas para proteger el medio ambiente. En las inspecciones se identifican las áreas de ineficiencia y se sugieren las correcciones necesarias.

Esto ha hecho que las empresas inviertan cantidades importantes en la corrección de las fallas. Desde que se inició el programa se han hecho inversiones por 16 mil 370 millones de pesos para eliminarlas y el cuidado por el medio ambiente ha provocado en Nuevo León el desarrollo de empresas dedicadas a la recolección, tratamiento y confinamiento de residuos peligrosos.

En varias ocasiones la corrección de fallas en la electricidad y el agua han dado como resultado sustanciales ahorros en el proceso de producción.

Ojalá este programa siga creciendo para bien de todos.

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