El buen manejo de la deuda externa de México ha permitido su disminución.
La estrategia tanto del Gobierno como de la Iniciativa Privada ha consistido en pactar nuevos créditos con los intereses actuales muy inferiores a los que se tenían pactados en los préstamos anteriores. Con los nuevos créditos adquiridos se liquida el capital de los anteriores y el pago de intereses resulta más manejable, pues es sensiblemente menor al que antes se tenía. Así fue posible liquidar en el año 2003 los 16 mil millones de dólares de los bonos Brady, una deuda que se había adquirido a tasas de interés muy altas.
A finales del año pasado el total de la deuda externa de México era de 138 mil 772 millones de dólares, 6.6 por ciento menos que a finales de 2003. De este total la Deuda pública (la deuda del Gobierno) era de 79 mil 226 millones de dólares y la deuda externa de la Iniciativa Privada era de 53 mil 776 millones de dólares, 4.9 por ciento menos que a finales de 2003.
Además, se está consolidando otra tendencia de los países emergentes más dinámicos. Tanto los gobiernos como la Iniciativa Privada, para financiarse, están adquiriendo papeles nacionales. Y es que los bonos extranjeros pagan intereses muy pequeños, (menos del dos por ciento anual) así resulta más atractivo comprar bonos nacionales que pagan intereses tres o cuatro veces por arriba de los bonos extranjeros. Eso explica el crecimiento de la deuda interna. No es signo de una crisis incipiente sino simplemente la sensatez de colocar el dinero en donde se obtengan mejores rendimientos.
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La industria automotriz en México está cambiando rápidamente.
Por una parte la industria de autopartes va viento en popa. México es el segundo país después de España en fabricación y exportación de autopartes y hay especialistas que se inclinan a pensar que ya en este año la exportación de autopartes puede superar en ingresos, a la exportación de vehículos terminados.
Dado que el mercado mexicano de automóviles privilegia, por el precio, los vehículos compactos, el número de autos importados de este tipo supera, cada vez más al número de vehículos que exportamos. Siendo Estados Unidos nuestro mercado natural, México está armando para exportación básicamente modelos medianos y grandes que son los requeridos por el mercado de USA.
En números, del millón seiscientos cincuenta mil automóviles que se negociaron en México en 2004, sólo cuatrocientos cuarenta mil fueron de exportación y más de un millón doscientos mil fueron importados.
Si analizamos el sector por ingresos, la situación es diferente. El promedio de precio de los automóviles importados es de entre seis y siete mil dólares (sin impuestos, sin tenencias, sin gastos extra), mientras que el precio promedio de los autos exportados en 2004 fue de casi quince mil dólares.
Además México está exportando muchos más camiones de carga, tráileres y autobuses de pasajeros de los que importa, lo que ayuda a equilibrar el balance del sector.
Incluso, en este mismo año, es un hecho que tendrá lugar un cambio radical en la industria, con el inicio de la producción del nuevo modelo “Bora” de la Volkswagen y el inicio de la producción en la nueva planta de la Ford en Hermosillo. Cada una de estas armadoras fabricará trescientos mil automóviles al año.
Por lo pronto, ya en este momento, México construye cada año más automóviles que Francia, que la Gran Bretaña o que Italia.
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Hasta ahora, el empaque de alimentos estaba establecido. Latas para las conservas, botellas para aguas y refrescos y cartón para otros alimentos líquidos.
El año pasado, los mexicanos usamos 42 empaques de cartón por habitante, por año.
Ahora, la compañía que el año pasado fabricó cuatro mil cuatrocientos millones de envases de cartón, se lanza a un nuevo mercado. Cada vez hay mayor oferta de legumbres en los supermercados, pero estando al descubierto, se marchitan rápidamente. La compañía, dándoles el mismo tratamiento que se da a los alimentos que hasta ahora se presentan en lata, va a envasar legumbres en cartón. Incluso, planean presentar en cartón muchos alimentos que actualmente se presentan en lata.
Son conscientes que su participación en el mercado será marginal al principio, pero con su nuevo plan esperan acaparar el diez por ciento del mercado, favoreciendo al consumidor ya que el cartón es más barato que el metal y el ahorro se repercutirá a favor del comprador.
