Gruma, la compañía mexicana, conocida por su marca Maseca, está a punto de terminar la construcción de una planta en Shangai, China, una ciudad de diecisiete millones de habitantes. La construcción está muy adelantada y la fábrica empezará a funcionar a principios de 2006.
El enorme crecimiento de demanda que ha tenido en esta región del mundo ha llevado a la compañía a crear una división internacional.
La compañía tiene planes de invertir quinientos millones de dólares en los próximos dos años, para consolidar sus operaciones en Europa, para empezar la construcción de otra planta en Rusia, y para iniciar su ingreso en África.
Los dueños de Maseca son dueños también de Banorte y están considerando además, la compra de un banco americano. Calculan que en Estados Unidos hay alrededor de 18 millones de mexicanos, más diez millones de latinos: un mercado potencial enorme. Casi la mitad de estos grupos no tiene cuentas bancarias. Si Banorte estuviera presente allá su capacidad de penetración se multiplicaría casi en forma geométrica.
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Las negociaciones que desde hace tiempo se tienen en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), se llaman “La Ronda de Doha”.
Los países desarrollados subsidian a su sector agrícola con porcentajes muy importantes, (Japón lo hace en casi ochenta por ciento). Estos subsidios permiten que el precio de los alimentos esté al alcance de todos los bolsillos, muy por abajo del costo de producción de los mismos. Esto favorece de manera muy importante a la economía familiar y hace que los productos agrícolas de los países ricos sean competitivos internacionalmente, pues con el subsidio se pueden ofrecer al extranjero a precios inferiores a su costo verdadero.
Por el contrario, los gobiernos de los países en vías de desarrollo no tienen la posibilidad de subsidiar su producción agrícola, por lo que, al ofrecerla en los mercados internacionales están en desventaja ante la oferta de los países desarrollados.
Si además, como es evidente, los países atrasados no pueden ofertar en el mercado internacional más que productos agrícolas, que es lo único que producen, el precio al que los ofrecen no puede competir con el precio subsidiado de los países ricos.
Esta situación agrava cada vez más la situación de los países de tercer mundo, y polariza la economía mundial.
Estados Unidos hasta hace poco era el líder de los países desarrollados en el subsidio a su sector agrícola con el Tratado de Libre Comercio la situación mejoró para México porque al quitar en el tratado los aranceles para muchos productos agrícolas, México está exportando hacia Estados Unidos gran cantidad de estos productos.
Ahora los países más reacios a abatir o suprimir los subsidios son los países de la Unión Europea. En las varias reuniones internacionales de la OMC, entre ellas La Ronda de Doha, la oposición a la Unión Europea ha sido clara. Esta postura ha estado a punto de hacer fracasarlas negociaciones de la OMC.
La buena noticia es que la Unión Europea acaba de anunciar que reducirá en un 36 por ciento el subsidio que hasta ahora otorgaba al azúcar. La resolución hará que la producción de azúcar disminuya en Europa en una tercera parte y que la Unión Europea de ser exportadora a pase a ser importadora neta.
Esta decisión hará que la Unión Europea se encuentre en una postura más abierta a la próxima reunión de la OMC, que tendrá lugar en Hong Kong.
Pero la relación es compleja.
Si por una parte países como Brasil podrán posicionarse mejor en un mercado abierto, otros países, sobre todo de África, que fueron hasta hace poco tiempo colonias de las potencias europeas, se oponen a la medida, pues con ella perderán el tratamiento preferencial que han recibido durante mucho tiempo. En muchos casos, las antiguas metrópolis subsidiaban la importación de azúcar africana, lo que significaba una buena entrada extra de divisas para los nuevos países.
Al suprimir la Unión Europea los subsidios, también desaparecerán los que otorgaban a sus antiguas colonias. Ya formaron un bloque y se sabe que en Hong Kong votarán en contra.
