El fin de año ofrece la oportunidad de hacer un balance sobre la situación personal de cada ser humano y de la humanidad en su conjunto.
En un planeta azotado por desastres naturales y conflictos sociales que en algunas regiones llegan a la violencia armada, la Asociación de Editores de los Estados a la que pertenece El Siglo de Torreón, se dio a la tarea de realizar un muestreo de opinión que permitiera conocer el parecer y las expectativas de los mexicanos de cara al año entrante.
Como resultado de dicho balance, se advierte una relativa satisfacción respecto del año que termina y un ánimo esperanzado respecto al porvenir inmediato. Los motivos de lo anterior, los hacen consistir los entrevistados en sucesos sencillos de la vida cotidiana, cargados de optimismo. Tales son los casos del nacimiento de un niño en la familia, el goce de un buen estado de salud o la obtención de un empleo.
De modo semejante, los signos que son percibidos como negativos se refieren a los desastres naturales que en el año que termina asolaron al sureste de nuestro territorio patrio, y el lamento por la muerte de algún familiar aparece como una constante. De ello se desprende la existencia de una adecuada escala de valores que tiende a considerar la vida y la salud, como los bienes esenciales de la naturaleza humana.
Pese a que el año entrante está cargado del ingrediente político que supone la elección de un nuevo Gobierno a nivel federal, sólo en tres de las catorce ciudades de la República en las que se obtuvo la muestra, los entrevistados le conceden una importancia primordial al evento como causa de sus expectativas, lo que indica que cada vez más, la sociedad confía en su propia iniciativa como motor de impulso y timón de conducción de la vida diaria.
Lo anterior también es indicativo de que pese a la gran influencia que ejercen los medios de comunicación sobre el conglomerado social, las noticias alarmantes y la crispación política que suelen ser pan nuestro de cada día, no han hecho mella irreparable.
Reconforta pues, que en un escenario en el que la confrontación y la división son materia prima y primordial de las informaciones periodísticas, exista una sociedad que nutre sus expectativas en la virtud de la esperanza.
Falta agregar que la esperanza requiere ser soportada mediante el refuerzo de la voluntad, como palanca que transforma el querer en el hacer y en el lograr los objetivos trazados por cada quién en lo individual y en la esfera colectiva.
En otros términos, el razonable optimismo que existe respecto de nuestro propio bienestar personal y social para el año entrante, debemos fincarlo en nuestro propio esfuerzo, pues de lo contrario, la expectativa se torna vana ilusión.
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