Londres, Inglaterra.- El Arsenal se despidió ayer de la Liga de Campeones en los octavos de final, pese a imponerse en Highbury Park por 1-0 al Bayern de Munich alemán, frustrando, una temporada más, el gran sueño europeo del técnico francés Arsene Wenger.
De nuevo, el entrenador galo del club londinense vio empañada su perseguida meta de ganar esta competición, que año tras año se le resiste.
Durante los primeros veinte minutos, los ?cañoneros? encontraron serias dificultades para hilar jugadas y retener el balón ante un once alemán que se adueñó, indiscutiblemente, del medio campo. Sin embargo, fue justo antes del descanso, cuando el Arsenal comenzó, progresivamente, a despertar.
El marcador continuaba a cero y Wenger introdujo dos cambios en el segundo tiempo: sacó a Reyes, al que sustituyó por Robert Pires y llamó al catalán Cesc, a ocupar la posición del medio francés Flamini.
De nuevo, el genial Henry dio esperanzas a la plantilla, con un efectivo zurdazo desde dentro del área, a pase de Cole, que dio ventaja a los locales, en el minuto 66.
El Bayern trató de igualar, por medio de una acción de Michael Ballack, que paralizó Lehmann, mientras el once local se esmeraba en el ataque a la búsqueda del segundo tanto, en unos cinco minutos frenéticos, que terminaron en decepción para el Arsenal.
García consigue el pase del Liverpool
Cuatro minutos mágicos del español Luis García sellaron ayer la clasificación del Liverpool ante el Bayer Leverkusen que no pudo compensar una serie de bajas y tuvo que salir con un equipo improvisado al que le pesó demasiado la responsabilidad de tener que remontar el 3-1 en contra de la ida.
García abrió el marcador en el minuto 28 y apenas cuatro minutos después marcó el segundo que dejaba al Leverkusen ya prácticamente ante una misión imposible, pero ya antes se había visto que el equipo local no tenía con que hacer frente a los ingleses.
El partido empezó como era de esperar teniendo en cuenta el resultado de la ida: el Leverkusen tenía más el balón y trataba de acercarse al área contraria mientras que el Liverpool estaba replegado y se concentraba en administrar la renta que había logrado en la ida.
No obstante, al Leverkusen le faltaba profundidad -no disparó a puerta hasta el minuto 25 con un remate inofensivo de Daniel Bierofka- mientras que mostraba numerosas inseguridades defensivas cada vez que el Leverkusen intentaba llegar a su área por medio, sobre todo, del inquieto Milan Baros.
La sensación de que el Liverpool tenía más posibilidades de vencer la resistencia contraria se conformó en el minuto 28 cuando Steve Gerrard metió un balonazo al área que terminó encontrando el pie de García con un remate ante el que el meta Joerg Butt no tuvo acción alguna. Luego, vino el segundo, de cabeza tras un saque de esquina, y el Leverkusen quedó destrozado, lo que se reflejó en la moral de los jugadores.
El Leverkusen empezó el segundo tiempo tratando al menos de salvar la honra y Franca tuvo un par de ocasiones de gol pero con la eliminatoria ya liquidada era normal que el Liverpool jugará con mayor desenvoltura.
Al final el polaco Krzynovek logró el descuento que lava un poco la cara del Leverkusen en una noche en que el Liverpool hubiera podido hacer más goles si se hubiera decidido a apretar un poco para explotar las inseguridades del rival.
Desbancan al subcampeón
El PSV Eindhoven eliminó al Mónaco tras vencerle en los dos partidos de octavos de final de la Liga de Campeones, en los que el subcampeón de Europa no ha sido capaz de marcar un solo tanto.
El conjunto holandés se impuso en el Luis II (0-2), donde los locales no perdían en competición europea desde septiembre de 2000 y donde en los dos últimos años había ganado todos los partidos a excepción del empate que, precisamente, arrancó el PSV el año pasado.
En el cómputo de la eliminatoria, el conjunto de Didier Deschamps no ha dado la talla de un subcampeón de Europa, y con muy poco esfuerzo los hombres de Guus Hiddink se han metido entre los ocho mejores del continente.
El Mónaco fue víctima de la inoperancia ofensiva que demuestra esta temporada y que no solucionaron ayer ni el argentino Javier Saviola ni el uruguayo Javier Chevanton, llamado a última hora como salvador tras varios encuentros de ausencia.
Pero fue Vennegoor el que marcó primero, de un soberbio cabezazo libre de marca en el lanzamiento de un corner. Era el primer disparo holandés entre los tres palos de Flavio Roma.
Al poco acierto monegasco respondió el PSV con una precisión de cirujano que le valió para lograr el segundo, obra de Beasley, tras una buena jugada del surcoreano Park y una acertada combinación con Cocu.
El segundo tanto, que obligaba a los monegascos a conseguir cuatro tantos, sentenció el encuentro y la eliminatoria. Los minutos finales sólo sirvieron para que Givet hiciera una durísima entrada a Park, plena de la impotencia del equipo que no supo ganar, lo que le valió la expulsión directa.
