EFE
Los Ángeles, california.- El empujón del Oscar devolvió a Million Dollar Baby entre las cinco películas más taquilleras de la semana, mientras Jamie Foxx, casi un desconocido hace un año, ya se cotiza a entre diez y 15 millones de dólares por película.
Estas son dos de las historias más exitosas de la fortuna que reparte cada año el ?tío Oscar?, aunque no siempre es así porque, como afirma el profesor de cine Richard Dubin, ?ganar un Oscar no garantiza nada sobre el futuro de tu carrera?.
El empujón de este año también se deja notar en el caso de la mejor película extranjera, una estatuilla menor en la liga de los grandes premios.
Las palabras del director Alejandro Amenábar fueron premonitorias cuando señaló, con el Oscar en la mano, que confiaba en la ayuda de la estatuilla para su película, no tanto para su carrera.
Dicho y hecho. Mar Adentro regresó este fin de semana a un mayor número de salas en Estados Unidos, país en el que la cinta recibió más halagos de la crítica que del público.
Y con Jorge Drexler, para Hollywood ha nacido una estrella. El cantautor uruguayo tiene en su Oscar a la mejor canción por Al otro Lado del Río la mejor tarjeta de presentación de su álbum Eco, que hoy sale a la venta en Estados Unidos.
Pero como bien sabe otra de las ganadoras de esta edición, Hilary Swank, el Oscar no siempre se traduce en salud y trabajo, al menos en lo que a la carrera se refiere.
?Al principio no entendía a los que me preguntaban a dónde iba con el Oscar?, aseguró la actriz, quien obtuvo su primera estatuilla hace cinco años con Boys Don?t Cry.
?Pero luego me di cuenta que las grandes historias no son fáciles de encontrar?, añadió.
Swank tardó cinco años en encontrar esa buena historia, Million Dollar Baby, que la devolvió la gloria del Oscar cuando sobre el papel parecía abocada a formar parte de la llamada maldición del Oscar.
Por el contrario, la victoria de Morgan Freeman o de Cate Blanchett como mejores actores secundarios de esta edición, no promete grandes cambios en sus vidas.
Freeman es un actor ya establecido como secundario para el que la estatuilla es un gesto de reconocimiento que difícilmente se traducirá en un cheque más abultado o en más guiones.
En el caso de Blanchett, para la carrera de la australiana fue mucho más significativa su candidatura por Elizabeth (1998), que la puso en el mapa, que esta victoria que sólo reafirma lo sabido.
Aún así, ninguno se podrá quejar ni se queja en un momento de triunfo que ofreció una pausa a sus ajetreadas carreras.
Clint Eastwood, ganador como Mejor Director, prepara el rodaje de Flags of Our Fathers; Swank probará suerte como mujer fatal en The Black Dahlia; Freeman tiene cuatro estrenos listos para este año y Blanchett aprovechará el éxito para regresar al teatro.
