Más de 700 invitados asistieron a la bendición en la capilla de San Jorge.
Windsor (R.Unido), (EFE).- Unas 15 mil personas con banderas, gorros y carteles se desplazaron hoy, sábado, a Windsor para ver la boda de Carlos y Camilla, mientras más de 700 invitados fueron testigos de su bendición en la capilla de San Jorge.
En medio de fuertes medidas de seguridad y un frío más propio del invierno que de la primavera, cientos de súbditos británicos se instalaron temprano en las calles de Windsor para no perderse cómo el heredero de la Corona contraía matrimonio en segundas nupcias.
Carteles como "Que Dios los bendiga", "Dios salve a la Reina", "El que no haya pecado que tire la primera piedra" o "Buena suerte para los dos" colgaban de las vallas de contención instaladas por las fuerzas del orden en las principales calles de Windsor.
Tampoco faltaron tiendas de campaña para protegerse del frío, como la que una familia del norte de Inglaterra instaló la pasada noche nada más llegar a Windsor para tener un lugar asegurado.
Niños con gorros azules, rojos y blancos -los colores de la bandera británica- poblaron las calles de este pueblo, donde las tiendas, sin embargo, apenas colocaron fotos de los novios en sus escaparates, pese a vivir del turismo que genera el castillo.
Los invitados
Entre las primeras en llegar estuvo Kay Evans, de Hertfordshire (afueras de Londres), que dijo apoyar esta boda porque Camilla "ha hecho muy feliz al príncipe Carlos".
Para otra británica, Linda Gardener, de Maidenhead, localidad cercana a Windsor, esta es una "ocasión maravillosa" porque Carlos y Camilla "han estado muy enamorados durante mucho tiempo y es hora de seguir adelante con la vida y dejar las cosas atrás".
Naturales de Gales también se acercaron al centro de este pueblo, como Sheila Parry, una profesora de piano retirada, de 67 años, que admira al príncipe Carlos desde hace tiempo.
Preguntada por EFE qué piensa de esta boda, Sheila dijo: "Ahora hay que ver lo que Camilla hace por el país. Todos cometemos errores en la vida".
Tras declararse monárquica y contraria al sistema republicano, Sheila añadió: "Soy admiradora de la Familia Real. Isabel II nunca ha metido la pata durante su reinado".
Frente al calor y el ánimo popular, más de 700 invitados vestidos con los mejores trajes aportaron color y "glamour" a la capilla de San Jorge, donde el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, bendijo a los novios después de que éstos pidieran perdón por sus pecados.
Entre los invitados estaban el primer ministro británico, Tony Blair, su esposa Cherie y el líder de la oposición, el conservador Michael Howard, además de figuras famosas del mundo del espectáculo, como el cantante Phil Collins o el actor Rowan Atkinson.
Pero gran parte de la atención se la llevó hoy un agente de policía retirado, Ray Egan, que llegó a Windsor con sombrero negro, chaleco y pajarita con la bandera "Union Jack", chaqueta roja y botas negras para dar su respaldo a los novios.
Con un cartel redondo que decía: "Dios salve a la Reina" y sendos broches con fotos de Isabel II, el príncipe Carlos y Camilla sobre su vistosa chaqueta, Egan afirmó a EFE que salió de su ciudad de residencia, Birmingham (centro de Inglaterra), a la 1.00 GMT de hoy para estar pronto en Windsor.
Egan aseguró que va siempre a eventos nacionales, como la apertura oficial del Parlamento, a cargo de la Reina, y dijo ser un gran defensor de que su país mantenga la libra esterlina.
Después de treinta años de amor clandestino que escandalizó al Reino Unido, el heredero de la Corona finalmente pudo casarse hoy con su amor de siempre, la ahora duquesa de Cornualles