Finalmente cumplieron su amenaza. Los regidores de la Administración de Guillermo Anaya, se otorgaron como regalo de Navidad su bono de marcha. Así cada edil recibirá 130 mil pesos, mientras que 17 directores tendrán una compensación de dos meses de sueldo. En total el Municipio de Torreón erogará dos millones 400 mil pesos para cubrir el bono de los ediles y un millón 750 mil pesos para los funcionarios.
La decisión es tomada sólo un día después de que se ventilara a la luz pública que el Simas regaló a cada uno de sus consejeros un centenario. Ambos premios son pagados con dinero del erario público, así pues, una vez más queda de manifiesto que los políticos buscan únicamente beneficiarse del poder y que la última de sus prioridades es servir a la población que votó por ellos.
El bono de marcha era un secreto a voces, todos sabían de su existencia pero todos negaban que fuera a ser entregado. La obra de teatro concluyó con una maratónica sesión de Cabildo. La acción fue reprobada por el alcalde electo, José Ángel Pérez, quien declara de manera contundente que los regidores y funcionarios “se sirvieron con la cuchara grande”. Para el panista no existe justificación para tal compensación, misma que indigna a la ciudadanía.
Al reclamo del alcalde electo se suma el de los empresarios en voz de Édgar Ríos, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, quien cuestiona la dignidad de aquellos que se benefician con los recursos públicos.
José Ángel Pérez tomará posesión del cargo el 31 de diciembre, el panista tendrá la oportunidad de ser congruente con su discurso y promesas de campaña y erradicar así, las compensaciones anuales y los llamados bonos de marcha. Corren otros tiempos, la gente está ya cansada de la falta de ética de la clase política, el nuevo alcalde puede cambiar la historia de una práctica arraigada entre los priistas y que sin pudor ha sido adoptada por los panistas.