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BOTOX ¿HASTA DÓNDE?

Gaby Vargas

Si no fuera por la magia del maquillaje, los cineastas de Hollywood se enfrentarían a un problema cada vez mayor: la escasez de mujeres y hombres maduros dispuestos a representar su edad, de manera natural. En este domingo de Oscares, podremos ver cómo ciertos personajes con la excepción de Merryl Streep, Diane Keaton y Francis Mcdoorman, portan con orgullo el trabajo de dermatólogos y cirujanos plásticos. Pareciera que dichos doctores han encontrado una fuente inagotable de negocio en la creciente obsesión por conseguir o mantener un rostro joven, liso, tonificado y sin manchas. Esta obsesión no es exclusiva del medio artístico. La resistencia a envejecer toca la vanidad de la mayoría de los seres humanos que, de una u otra forma, luchan para mantener los estándares de juventud que la sociedad exige. Hoy en día, miles de hombres y mujeres se inyectan substancias exóticas tales como: toxina botulímica, colágeno de vaca, ácido hialurónico, silicón líquido, y fibras plásticas. Todo esto para verse y mantenerse jóvenes. De todas estas substancias, resulta que la más popular es el Botox. Tan sólo en el 2003, en los Estados Unidos, tres millones de personas se inyectaron la cara con esta toxina con el objetivo de borrar temporalmente sus arrugas y líneas de expresión. Y nuestro país no se queda atrás. Se calcula que un 70 por ciento de los pacientes son mujeres y un 30 por ciento son hombres. Nos preguntamos entonces: ¿Es válido? ¿Acaso esta moda responde a una presión social? ¿Será que el mundo moderno se resiste a envejecer? Y sobre todo ¿tiene algún riesgo? Para que tú, querido lector o lectora saques tus conclusiones, comparto contigo esta investigación. De acuerdo al cirujano plástico, el Dr. Luis Ortiz Oscoy, cuando a una persona le gusta la imagen que el espejo le devuelve, se crea una sensación de bienestar que a su vez estimula la segregación de dopamina y serotonina en el cerebro. Así mismo, algunos psicólogos sugieren que un 33 por ciento de nuestra autoestima, está directamente relacionada con la auto imagen. En pocas palabras, si me veo bien, me siento bien. Aunque, claro, hay pacientes que no se conforman con nada, y que no se dan cuenta de que a medida que más manipulan su cara de manera artificial, más deforme comienza a lucir. Por su parte, la Dra. Olga Labastida afirma que El Botox es un producto bastante seguro, mientras no se abuse de él y mientras sea aplicado por una persona especializada, un dermatólogo o un cirujano plástico. ¿Qué es el Botox? El Botox es el nombre de marca para la toxina botulinum tipo A, un bloqueador natural muy potente de los impulsos nerviosos. Lo fabrica y lo distribuye Allergan Corporation. ¿Cómo trabaja? El Botox bloquea parcialmente el nervio que va hacia los pequeños músculos faciales relacionados con las líneas de expresión. Esto provoca que los músculos se relajen. Después de que la solución logra su efecto, la capa superficial de la piel se alisa y se desarruga, mientras que los músculos sin tratar, se contraen y funcionan normalmente. ¿Qué áreas se pueden tratar? Las áreas que trabajo con más frecuencia, son el entrecejo para alisar el seño fruncido y las líneas alrededor de los ojos, (las patas de gallo) comenta la Dra. Labastida. En ocasiones, se puede trabajar en las comisuras descendentes de los labios, que se conocen como líneas de marioneta, o en las líneas del cuello. ¿Cómo es un tratamiento de Botox? Los médicos usan una pequeña aguja que causa un poco de dolor, parecido al de un piquete de insecto. La aguja asegura una mayor precisión al momento de colocar la toxina en el área específica. No se necesita anestesia, aunque se sugiere poner hielo previamente para adormecer el área y evitar que salga un posible moretón. ¿Me puede dar botulismo? No. El botulismo puede dar en los adultos, por alimentos enlatados en casa de manera inadecuada, y en los niños por la ingestión de miel. Que quede claro: el botulismo y el Botox no son lo mismo. ¿Cuánto cuesta? Su precio es alto, se calcula que un médico puede cobrar entre tres y nueve mil pesos, dependiendo de las áreas a tratar y la cantidad que se aplique. Este precio deriva de lo tedioso que resulta la manufactura del producto, y del hecho de que no existe un genérico substituto. ¿Cuánto dura? El efecto del Botox es temporal. Dura, en promedio de tres a seis meses y las inyecciones se pueden repetir. Según los estudios, con el tiempo, se necesitan de menos aplicaciones. ¿Hay algún efecto secundario? El más común es un moretón. También, se presenta un dolor de cabeza durante uno o dos días después de aplicado el producto. Esto depende de la sensibilidad de cada paciente y de la experiencia del doctor. En algunos casos, el Botox puede migrar a la zona equivocada e inhibir el músculo elevador del párpado, de manera que éste se puede ver caído por unos diez días. Hay dos verdades acerca de todos estos remedios. La primera: como con cualquier producto, la cantidad hace la diferencia y el material es tan bueno o tan malo como el doctor que lo ponga. La segunda: hay que ser conscientes de que este tipo de productos pueden crear adicción psicológica. Inyectarse la cara de más, con todas las opciones que la ciencia nos ofrece, puede dar como resultado un rostro inexpresivo, inflamado, raro, congelado y estirado al grado de que se vea deforme. Lejos de embellecer, el exceso afea y denota con más intensidad la edad de la persona. Así que temo que no sólo los cineastas, sino la gente en general, verán cada vez menos rostros que han madurado y que han permitido el paso natural del tiempo. ¿Esto será bueno?

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