Virales VIRALES Efemérides psicología

Brasilia celebró su 45 aniversario

Brasilia, (EFE).- Erguida en un paraje desértico de la zona central de un "país continente", Brasilia cumple 45 años, sigue siendo la capital más joven de América y también una gran exposición a cielo abierto de la obra de Oscar Niemeyer.

La ciudad que sustituyó a Río de Janeiro como capital de Brasil fue construida desde la primera piedra a partir de un plan del entonces presidente Juscelino Kubitschek.

Guiado por las ideas desarrollistas de los años 50, Kubitschek quería llevar la capital a una ciudad que se convirtiera en polo de desarrollo del abandonado centro y noreste del país. Como no halló la ciudad ideal, decidió nada menos que construirla.

Dicen que recorrió el país en avión buscando el lugar ideal para la faraónica obra y que lo encontró en un cruce de caminos de tierra rojiza, en medio de la desolación del "planalto" (meseta) central.

"Será allí", dijo, según biógrafos, señalando desde el aire el sitio que escogió para erguir la ciudad que debería integrar un país cuyo himno define como "impávido coloso", que tiene 8.5 millones de kilómetros cuadrados y concentra su desarrollo en la franja costera desde los albores de la independencia.

Para una obra de tales dimensiones fue convocado un concurso nacional, ganado por dos de los mejores arquitectos de la época: Lucio Costa y Oscar Niemeyer.

El primero era uno de los urbanistas más reputados del país y el segundo un reconocido pupilo de Le Corbusier. Ambos eran, además, fervientes comunistas.

Kubitschek bautizó la futura ciudad como Brasilia, basado en una antigua idea de José Bonifacio, consejero del emperador Pedro I en el siglo XIX, quien tuvo la idea original de crear la nueva capital.

Brasilia comenzó a ser construida en 1956 y se inauguró oficialmente el 21 de abril de 1960, cuando allí se instalaron simultáneamente los tres poderes de la República.

Tenía entonces 64 mil habitantes, en su mayoría obreros llegados desde el miserable noreste de Brasil. El resto, como ahora, eran políticos y empleados públicos.

Esa ciudad artificial, a la que le fue construido hasta un lago con un perímetro de 80 kilómetros, tiene unos tres millones de habitantes y sigue siendo un lugar extraño, sin parangón, donde es necesario un sentido cartesiano de la orientación.

"El mejor lugar de Brasilia es el aeropuerto, para irse a Río de Janeiro los fines de semana", dijo a EFE un diplomático con nostalgia de las playas cariocas.

Es una ciudad sin esquinas en la que es casi imposible caminar.

Como dicen sus habitantes, para vivir en Brasilia el ser humano debe tener "cabeza, tronco y cuatro ruedas".

Cada edificio del "plan piloto", como es llamado el desarrollo original en trazado de avión, parece calcado del anterior, y está separado de los otros por unos 50 metros de distancia.

Pese a esos enormes espacios libres y a que el horizonte está siempre a la vista, hay quien siente una claustrofóbica sensación de laberinto.

Brasilia también tiene defensores. Son sobre todo los nacidos allí, que no cambian por nada la tranquilidad casi bucólica de una ciudad con los más bajos índices de inseguridad, la mayor renta por cápita y la calidad de vida más alta de Brasil.

Es además una colosal exposición al aire libre de la obra de Niemeyer, quien todavía a sus 97 años, preside un consejo de arquitectos que debe ser consultado a la hora de mover una piedra del diseño original.

Regados por Brasilia están los mejores proyectos de Niemeyer, que allí también dio rienda suelta a su pensamiento político.

Uno es el mausoleo que guarda los restos de Kubitschek, una gran pirámide truncada junto a la que el arquitecto stalinista plantó una alegoría de la hoz y el martillo de veinte metros de alto.

Otro es la Catedral, semejante a un volcán en erupción y situada en medio de los poderes públicos, pero con unos cuantos metros menos de altura.

Dicen que el ateo Niemeyer simbolizó así el predominio del Estado sobre la iglesia y que, en un pícaro truco de diseño, hizo que el largo pasillo que lleva a la nave principal del templo sea un plano descendiente, que obliga a los fieles a entrar mirando hacia abajo, al contrario de las grandes catedrales góticas.

Leer más de Virales

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Virales

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 144904

elsiglo.mx