AGENCIAS
WASHINGTON, EU.- La frase “sigue la pista del dinero” fue el consejo clave de “Garganta Profunda” para destapar el escándalo “Watergate”, y también sirvió para esclarecer por qué se reveló la identidad de la fuente más secreta del periodismo de Estados Unidos.
La “confesión” del que fuera “número dos” de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) en los años setenta, Mark Felt, de ser “Garganta Profunda” ha destapado la trama de intereses económicos de la que muchos quieren sacar nuevos beneficios.
Aunque su familia asegura que sus razones fueron dejar un legado permanente, el propio Felt no ha tenido reparos en apuntar que el ánimo de lucro ha motivado su “confesión” de que él fue la fuente de los periodistas de “The Washington Post” Bob Woodward y Carl Bernstein, que destapó el escándalo de “Watergate”.
“Ahora voy a organizar lo de escribir un libro, o algo así, y hacerme con todo el dinero que pueda”, declaró Felt en su domicilio de Santa Rosa (California). Felt tiene ahora 91 años no se encuentra bien de salud física y la mental es cada vez más frágil.
Según publicó ayer el periódico “The New York Times”, la familia de Felt, preocupada por su deterioro, comenzó hace ya dos años a ofrecer la historia, tras intentar en vano un acuerdo de colaboración con Woodward.
Los Felt ofrecieron la primicia al periodista Todd Foster, entonces colaborador de la revista “People”, la cual rechazó publicar un artículo porque la familia exigía cobrar.
Según declaró Foster al “Times”, “esto siempre tuvo que ver con el dinero, y ellos fueron muy claros sobre eso conmigo”.
A continuación, la familia propuso un libro al a la editorial ReganBooks, de la casa HarperCollins, pero las negociaciones fracasaron por la preocupación de la empresa sobre el estado mental de Felt.
Finalmente, la primicia se publicó en “Vanity Fair”, que pagó diez mil dólares por un artículo escrito por el abogado de la familia, John O’Connor.
No es mucho dinero para una revelación de ese calibre, pero, como puntualiza el director de la revista, la familia puede negociar por su cuenta la venta de los derechos de una película, o de un libro.