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México, DF.- La Iglesia Católica está tomando cartas ante la proliferación del mal, algunos sacerdotes están aprendiendo a hacer exorcismos, pero aún “estamos en pañales”, dijo el coordinador de exorcistas de la Arquidiócesis Primada de México, Pedro Mendoza Pantoja.
Tras su regreso de Roma en 1965, en donde estudió Teología Dogmática en el Concilio Vaticano II, el joven sacerdote católico de entonces se interesó en el exorcismo, porque la misión del pastor no sólo es decir te absuelvo de tus pecados, “me di cuenta que había situaciones que ni el médico ni el psicólogo podían resolver”.
Entrevistado en una fría y amplia sala de la parroquia de “San Pedro Apóstol”, ubicada en la delegación Cuajimalpa de la Ciudad de México, el sacerdote de 70 años confesó a que en 1977, cuando llegó a sus manos un caso de espantos, fue inevitable intervenir, y en esa ocasión “recé el exorcismo de León XIII”.
Recordó que pensó hacer el exorcismo en cierta forma para atemorizar a las muchachas que habían provocado esa situación en el lugar, a fin que luego de presenciar la expulsión del demonio no anduvieran metiéndose con él.
“Esa fue mi primera experiencia como exorcista sin serlo, de manera oficial, pues exorcista ya era porque recibí el exorcizado, pero no tenía autorización directa para hacerlo”, admitió el padre, quien es originario de Moroleón, Guanajuato y formado con los agustinos, pero actualmente considerado diocesano.
Ante ese hecho, admitió el exorcista de 1.70 metros de altura aproximadamente, complexión robusta y con lentes antiguos, “el obispo me llamó la atención, me dijo que no anduviera haciendo eso y la experiencia que tomé fue no hacer exorcismos mayores porque no tenía autorización para ello”.
Sin embargo, se fue corriendo la noticia de que tenía algún carisma y un día llevaron al principio de una misa, a una muchacha en brazos, quien se retorcía y echaba espuma por la boca, detalló.
“Yo ya tenía experiencia de eso, a mí ya no me espantaba, entonces empecé a hacer oración y algunos de los presentes gritaban -salte! y yo -que salte ni qué salte, mejor entra Señor, limpia, sánala y libérala”. Mendoza Pantoja fue nombrado coordinador de exorcistas en el año 2000 por el cardenal Norberto Rivera Carrera.
Ante la gravedad de aquel problema, añadió el sacerdote, los obispos de República Dominicana emitieron al respecto una carta pastoral en enero del año 2002, en la cual dieron algunas sugerencias pastorales sobre el satanismo.
A su vez, el Vaticano publicó en 1999 “De Exorcismis et Supplicationibus Quibusdam”, un manual de 84 páginas con nuevas instrucciones para combatir al demonio. El texto en latín reemplazó una versión anterior del Siglo 17.
A su vez, el demonólogo José Antonio Fortea, párroco de Nuestra Señora de Zulema, en Madrid, de sólo 36 años, expuso que la posesión siempre actúa en el cuerpo, no en el alma.
“La posesión sólo afecta al cuerpo y en los momentos en que se produce la crisis de posesión la persona pierde el conocimiento. No recordará nada. La posesión no es cualquier cosa, es algo muy concreto”, expuso.
En ese sentido, el padre Mendoza Pantoja afirmó que más allá de las fuerzas que ofrece el esquizofrénico, porque toma una fuerza tremenda, la que desarrolla un poseído es todavía mucho más grande, porque no es la fuerza de un ser humano, es la fuerza de Satanás que está adentro.
En caso que una persona crea estar poseída deberá acudir a su párroco o confesor para que lo valore y, en caso de que éste vea signos de posesión, la enviará con el obispo o exorcista de su diócesis o al más cercano.
