EFE
TIFLIS, GEORGIA.- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cerró ayer, su gira de cinco días por Europa con un emotivo discurso en el centro de Tiflis en el que alabó a Georgia como ejemplo de que la libertad se acaba imponiendo a la tiranía.
Bajo un sol radiante en la plaza de la Libertad de Tiflis, y ante una multitud que, según las autoridades georgianas, ha superado las 100 mil personas, Bush aseguró que “su valentía inspira a reformistas democráticos y envía un mensaje que tiene eco en todo el mundo: la libertad será el futuro de cada nación y de cada persona en el mundo”.
Georgia, donde los ciudadanos lograron deponer hace dos años al presidente Edvard Shevardnadze en la revuelta pacífica conocida como la “revolución de las rosas”, “es una luz de libertad para la región y para el mundo”, aseguró Bush.
“Ahora, en el Cáucaso, en Asia Central, en Oriente Medio, vemos arder ese deseo de libertad en los corazones juveniles. Están reclamando su libertad y la van a tener”, afirmó
Pero la democracia, recordó Bush en un eco del mensaje que ha repetido exhaustivamente a lo largo de esta gira, también tiene obligaciones.
En el caso de Georgia, donde hace dos años los ciudadanos lograron deponer al presidente Edvard Shevardnadze se trata de respetar el mandato de la Ley y luchar contra la corrupción.
Pero, de manera aún más importante, su obligación es solventar de manera pacífica los conflictos separatistas que padecen en las regiones prorrusas de Abjasia y de Osetia del Sur.
“La integridad y la soberanía de Georgia debe ser respetada por todos los países”, afirmó Bush, en un aparente mensaje a Rusia y el apoyo que ha proporcionado a las dos regiones independentistas.
Previamente, en una rueda de prensa conjunta con el presidente georgiano, Mijail Shaakasvili, Bush había ofrecido su mediación en los conflictos independentistas, al indicar que “si el presidente me llama, y quiere que haga una llamada telefónica o dos, estaría encantado”.
