Hace cinco años, en aquellos “pininos” de la Administración del cambio, en Ciudad Juárez se escenificó un problema mayúsculo con la importación de tractocamiones. Los patios aduanales se saturaron de tráileres, que pese a cubrir los requisitos de Ley para su ingreso legal al país, eran “detenidos” por orden de Hacienda. Meses después trascendió que el fondo del problema tenía que ver con desavenencias o roces entre el secretario Francisco Gil y el entonces contralor y ex gobernador de Chihuahua, Francisco Barrio.
Un Gabinete integrado por una docena de cabos sueltos, sin vinculación aparente y cada quién con su agenda propia. Un Gabinete impedido por razones incomprensibles a establecer un mínimo de comunicación, entre sí y con el presidente Fox. Los enfrentamientos entre los responsables de despacho continuaron a lo largo de la presente Administración y en el inter, rodaron cabezas, como la de Gertz Manero, y se endosaron innecesaria e irresponsablemente problemas a la ciudadanía.
Cierto analista dibujaba hace ya un año a un presidente que caminaba solitario en los jardines de Los Pinos, mientras secretarios de Estado peleaban por sus respectivos cotos de poder. La imagen de un presidente ausente, sin control siquiera de su propio Gabinete se confirmó meses después, ante la revelación de los secretarios de Hacienda, Francisco Gil y de Gobernación, Carlos Abascal, de que no informan a Fox sobre las reuniones que sostienen por resultar impráctico, aunque cuando en el caso del primero, la reunión se trate de una negociación con los líderes del PRI y en casa del ex presidente Salinas de Gortari.
Hoy, dos integrantes de ese super Gabinete, conformado por los mejores hombres y mujeres del país, que asumieron su compromiso ineludible con la patria y con Fox de terminar la encomienda, se retiran en momentos críticos. Usabiaga prefiere buscar la gubernatura de Guanajuato a enfrentar y solucionar el problema cañero y Fernando Elizondo pondera su derecho a ser senador a seguir perdiendo el tiempo en aquella encomienda prima de sacar adelante las reformas estructurales en materia energética. Puros cabos sueltos, sin vinculación, compromiso y mucho menos, congruencia.