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Cadena de oraciones en México por el Papa

AGENCIAS

MÉXICO, DF.- Los católicos de México continuaron ayer sus oraciones por el descanso de Juan Pablo II, tras la velada que inició a las 21:00 del sábado.

En templos y catedrales de toda la República se siguieron escuchando los rezos y aplausos en memoria del Pontífice fallecido, pero también las solicitudes para quien, según algunos devotos, ya es un santo.

?Mándame salud, cuida a mis hijos y a mi negocio?, escribió Lupita Rodríguez en un papel que amarró a un globo de gas. ?En el papelito le digo otras muchas cosas para que las lea en el cielo?, expresó, afuera de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, colmada de fieles que acudieron a despedir al Pontífice.

?¿Ahora qué va a ser de la juventud, que ha perdido a su guía??, lamentaba María del Pueblito Colchado, de 77 años, mientras se abría a paso entre apretujones para entrar a la capilla.

En ausencia del Arzobispo de México, que viajó a Roma, el Obispo Auxiliar Antonio Ortega Franco le pidió a los fieles que estén contentos por la resurrección del Papa.

?Todos en el mundo estamos tristes por su muerte, pero contentos con su resurrección con Cristo?, dijo a los miles de feligreses. Para Salustia García, de 65 años, el Papa es la personificación de Dios.

?Por supuesto que él es Santo, es como si fuera Dios para mí, para mí es como si existieran dos padres: Padre Dios y Padre Papa?, dijo bañada en lágrimas a los pies de la estatua del Pontífice en la Basílica de Guadalupe, donde también se repitieron las muestras de devoción y de tristeza.

El templo lució lleno durante la Eucaristía Solemne ofrecida en la mañana, al final de la cual los fieles brindaron un aplauso a la memoria de Juan Pablo II.

El Nuncio Apostólico de México, Giuseppe Bertello, recordó durante su homilía algunos de los mensajes que el Papa dio a los mexicanos en sus cinco visitas y pidió a los presentes dar gracias por haberlo puesto al frente de la Iglesia católica.

?Esta mañana estamos a los pies de la Virgen María ante todo para agradecer al Señor que nos ha dado a Juan Pablo II como Pastor y Pontífice?, expresó Bertello.

Durante sus 26 años de pontificado, recordó el Nuncio, Juan Pablo II fue una muestra de la fe, y puso siempre en el centro de su enseñanza a Jesús como el único que puede resolver los problemas y afrontar los desafíos de la sociedad moderna a través de la solidaridad y la caridad.

En el atrio del templo, junto a la estatua del Pontífice, seguían acumulándose flores y veladoras de miles de fieles que se acercaban para rezar y entonar canciones.

Viaje a Roma

Mientras tanto, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, rindió ayer tributo al cuerpo del Papa, fallecido la víspera y cuyo cuerpo fue expuesto este domingo en la sala Clementina del Vaticano.

Vestido con los paramentos cardenalicios, el purpurado, visiblemente conmovido, Rivera Carrera estuvo por algunos minutos ante el cuerpo, que será trasladado hoy lunes a la basílica de San Pedro para ser expuesto a la veneración de los fieles.

Entre los candidatos latinoamericanos más sobresalientes para suceder a Juan Pablo II se encuentra el arzobispo primado de México, Rivera Carrera, según opinó la víspera el vaticanista Marco Politi.

A las 12:30 horas locales de ayer iniciaron las visitas al cuerpo de Juan Pablo II reservadas para los miembros de la Curia romana, los cardenales, el cuerpo diplomático y los miembros del Gobierno italiano.

El arzobispo primado de México envió un comunicado desde Roma, dado a conocer por su vocero Hugo Valdemar Romero en la Catedral Metropolitana luego de la misa dominical, donde recordó al papa ?mexicano?, como lo calificó esta nación y quiso con peculiar cariño.

México le cantó amigo, lo adoptó como mexicano, expresa, ?y él nos correspondió con un amor privilegiado, con un cariño único; y pese a la partida de este mundo, no se ha ido, se ha quedado en los corazones? que se sienten ?huérfanos, pues se ha marchado su padre?.

El pueblo de México, agrega el purpurado, ?está triste porque ha muerto su amigo, pero lo anima la esperanza y la fe en Jesucristo resucitado, que nos da la certeza de que el papa Juan Pablo II vive lleno de plenitud?.

Juan Pablo II vivió su ?Triduo Pascual?: comenzó su pasión el jueves por la tarde, el viernes fue su día más largo de agonía y, finalmente, alcanzó el triunfo de la resurrección con su muerte el sábado, octava de la Pascua y fiesta de la Divina Misericordia, días que el papa anunció con su palabra y con su vida, subraya.

El último recuerdo

Desde listones blancos y amarillos y globos, hasta supuestos "estandartes" del Papa con Juan Diego y la Virgen de Guadalupe, fueron vendidos ayer por ambulantes que no desaprovecharon para advertir a los fieles que era el último recuerdo que tendrían de su santidad.

"Hoy es el último recuerdo que se queda, para los que saben qué es el amor", "llévese su imagen del Papa Juan Pablo, llévese su medallita para que se la bendigan y siempre la lleve consigo", gritaban decenas de vendedores afuera de la Catedral Metropolitana y la Basílica de Guadalupe.

Algunos llegaron desde temprano para apartar sus lugares, otros esperaron hasta que aumentó la asistencia, pero todos hicieron su agosto.

?Me llamo René, soy su hijo?

"El Papa miraba el velocímetro y me decía, ?a 20, a 20?, y yo bajaba la velocidad, pero después venía el coronel Arana, del Estado Mayor Presidencial, y me decía, ?más rápido?, ¿y yo a quién le hacía caso?", relata René Sánchez de la Peña, quien fue el chofer de Juan Pablo II durante su cuarta visita a México, en 1999.

"Cuando autorizaron que yo manejara el Papabús -porque se llama Papabús, es incorrecto decirle Papamóvil- me dijeron que habría dos o tres minutos en que Juan Pablo II iba a estar solo conmigo, a las puertas de la Nunciatura.

"Estuve mucho tiempo pensando, ¿qué le digo, qué le digo cuándo lo conozca? Pensé que si él es representante de Dios, que es el Padre, entonces yo soy su hijo.

"Por fin tomé una decisión. Le voy a decir: ?me llamo René, soy su hijo y estoy para servirle?. Por ser un hombre mayor, pensé en decirlo dos veces, muy fuerte, casi gritando.

"Pero cuando apareció me quedé petrificado. ?Oh, nuevo conductor?, es lo único que escuché, y no pude decir una palabra.

"De repente sentí su mano en mis cabellos, revolviéndolos, despeinándome. ?Ya te oí -me dijo-, te llamas René, eres mi hijo y estás para servirme?.

"Trabajo en una empresa de transporte. El Estado Mayor nos había contratado para blindar el Papabús, que pasó de cinco a diez toneladas. Les pedí que me permitieran manejar el vehículo por mis conocimientos de su tamaño, peso y maniobra. Me tomaron confianza y me dijeron que sí.

"Lo más impresionante era ver a la gente que se volvía loca, que gritaba, yo miraba al retrovisor y lo veía a él, saludando, repartiendo bendiciones.

"Había una puerta corrediza que separaba la cabina de los asientos, esa puerta se podía cerrar, pero el Papa nunca quiso que se cerrara. Se paraba y me decía: ?a 20, a 20?.

"Cada vez que nos bajábamos me despeinaba y me daba su bendición. En total fueron siete. No soy muy católico, voy a misa en las bodas y eso, pero con él se sentía una energía especial.

"Antes de llegar al aeropuerto, para su partida, el vehículo de una televisora me estorbó y no podía estacionarme. Se creó un momento difícil, porque el Estado Mayor me decía que ya me estacionara.

"El Papa se dio cuenta. Cuando bajó por última vez, con toda paciencia, a pesar del tiempo, me dio la bendición a mí y a toda mi familia".

En la Catedral, lo que provocó más caos fue la venta de globos de gas, que niños y adultos adquirían para soltarlos con algún mensaje para Juan Pablo II.

Primero eran globos transparentes con la paloma de la paz impresa, pero fue tal la demanda que los vendedores tuvieron que mandar traer blancos y amarillos. Al final, por diez pesos ya eran globos de todos colores y con dibujos de cualquier superhéroe.

En la Basílica, las fotografías y pósters eran la sensación, en particular las que tenían al Papa junto con la imagen de la Virgen de Guadalupe.

"Tenemos que aprovechar, después de hoy ya nada de esto va a servir; así que hay que aprovechar el momento y el sentimiento de las personas", comentó José Mendoza, vendedor ambulante.

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