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Calentamiento/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Si te equivocas, reconoce el error y cambia de conducta; todo el mundo puede equivocarse, pero sólo los necios persisten en el error”.

Periandro de Corinto.

Escribo estas notas sin saber realmente cuál habrá sido el impacto del huracán Wilma en Quintana Roo o en Yucatán. Pero hay buenas razones para pensar que habrá consecuencias importantes. Wilma ha perdido algo de fuerza, pero en un momento fue el huracán más poderoso jamás registrado en el Atlántico. El meteoro se registra, por otra parte, después de una temporada realmente devastadora de huracanes en la que hemos sufrido o testimoniado los efectos de Emily, Katrina, Ophelia, Rita y ahora Wilma.

¿Se están realmente intensificando los huracanes? Todo parece indicar que sí, aun cuando los científicos plantean que no hay suficiente información histórica como para tener una certeza absoluta. Nuestros registros sobre los huracanes se remontan apenas a unos 100 años de edad, lo cual no es más que un pestañeo en la historia del planeta.

No hay duda, empero, que hemos sufrido una de las temporadas de huracanes más devastadoras en décadas. Desde antes de que ésta comenzara nos lo advirtieron los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Y no se necesitaba ser un genio para preverlo.

Los huracanes surgen por una combinación de varios factores, pero el más importante es el agua caliente. Cuanto más elevada es la temperatura del mar, más intensos y frecuentes son los huracanes. Y la temperatura de los océanos se está elevando.

El mar Caribe tiene este año una temperatura de dos grados Celsius arriba de su promedio de las décadas anteriores. Parecerá que un par de grados no es gran cosa. Pero esa elevación de la temperatura ha sido uno de los factores fundamentales en el aumento en el número e intensidad de los huracanes en los últimos años. Este fue, de hecho, el factor que llevó a los especialistas del Centro Nacional de Huracanes a prever que ésta sería una temporada particularmente intensa de huracanes.

Que la temperatura del aire en el planeta se ha venido elevando es una información que desde hace mucho ha sido registrada por la comunidad científica. Este fenómeno fue el primero que llevó a las advertencias sobre un posible calentamiento global, con todas sus posibles consecuencias. Sólo de manera posterior se empezaron a registrar datos que revelaban que los océanos también se estaban calentando. De hecho, los científicos han señalado que éste es un fenómeno más claro todavía y más significativo para la humanidad. La importancia que los océanos tienen para moderar las temperaturas del planeta, debido a su capacidad de almacenar calor o frío durante más tiempo que el aire, es enorme.

Durante mucho tiempo, y debido a su negativa a ratificar el Protocolo de Kioto que establece criterios para disminuir las emisiones de gases, el Gobierno de Estados Unidos mantuvo la posición de que no había certeza científica sobre el posible calentamiento del planeta. Posteriormente aceptó que las pruebas del calentamiento eran contundentes, pero señaló que no había seguridad de que fuera provocado por las emisiones de gases.

Y quizá esta posición siga siendo estrictamente correcta. No hay una certeza absoluta de que las emisiones estén calentando la atmósfera y los océanos. El aumento en la temperatura podría ser parte de un patrón de variación normal de la temperatura. Y, sin embargo, varios grupos de científicos han encontrado que más que la temperatura del aire es la de los océanos la que comprueba que el fenómeno es producido por la actividad industrial y de transporte.

La comunidad científica internacional trabaja ya bajo la premisa de que la razón del calentamiento global está en las emisiones de gases. Por ello se están buscando soluciones. El problema con el Protocolo de Kioto no es el diagnóstico del calentamiento, sino que sus medidas de solución son insuficientes.

Por lo pronto Wilma, Rita, Katrina y Emily deben ser una advertencia. El desarrollo económico nos ha traído enormes beneficios, pero también un calentamiento del planeta que en el largo plazo podría tener consecuencias desastrosas. No se trata de ser fundamentalistas y pretender cancelar el uso de combustibles fósiles. Pero, a menos que estemos dispuestos a enfrentar todos los años la furia de huracanes cada vez más destructivos, tenemos que usar nuestra inteligencia para encontrar tecnologías que nos permitan recuperar ese equilibrio planetario que nuestra actividad ha roto.

MONTIEL

Arturo Montiel cedió a la presión y ayer renunció a sus aspiraciones a la candidatura del PRI a la Presidencia. Podrá uno pensar lo que quiera de Montiel, pero la razón de la renuncia es preocupante: el ataque personal en contra del ex gobernador del Estado de México tuvo éxito.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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