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¿Cambio de camiseta o democracia?

Fidencio Treviño Maldonado

La cargada sigue vigente, una vez muertos algunos aspirantes, no hay duelo, las caras largas pronto compondrán figura como los toreros vapuleados y sólo torcerán su (capote) camiseta y llegarán al grado de masticar la comida del próximo elegido para seguir vivos en esta vaguedad que da el ganar dinero con el engaño y usufructo al pueblo.

En este artículo contaré cuatro historias cortas referidas a una larga leyenda llamada democracia. La primera hace referencia a cuando fue escondida y prisionera en cofres, lujosos palacios, grandes castillos, entre reyes, faraones y tiranos, resguardada por celosos y bien armados guardianes.

La segunda historia, cuenta que fue encerrada en la noche de los tiempos y olvidada nadie la ejercía, quienes intentaron liberarla fueron también guardados a buen recaudo con grilletes, candados y mazmorras.

La tercera historia, dice que fue desaprisionada, pero en un surrealismo que no pasaba de ser una retórica demagogia que hizo se extraviara más aún su significado, y así siguió inexplicablemente, pues la democracia es como un mero botín y prisionera de los políticos y su oligarquía.

La cuarta historia, es quizá la más corta, nos relata y trata de explicar lo que no tiene explicación, la democracia es verdad y utópicamente quienes la conoce son los tiranos y no la dejan en libertad, mientras tanto la gran mayoría sabe que existe, pero no la conoce y sin embargo ansía esa tan mentada libertad que da la democracia.

Sin embargo en estos tiempos donde aún la democracia está extraviada en la transición, en la dictocracia y nadie la encuentra, parece ser que los valores morales en nuestra cultura política también se fueron a la cloaca y en su terquedad los políticos sustentan la democracia en los males sociales, económicos y culturales, también se abraza al primitivismo del hombre ahora exaltado por un paradigma llamado materialismo.

Época ésta en que la clase política se oferta al mejor postor, el cambio de piel o camiseta es frecuente y recurrente según los vendavales del producto y los valores éticos y los escrúpulos dejaron de ser obstáculos. El mimetismo y cromatismo que los animales usan para cazar o defenderse según el caso -vivir o morir- son comunes en muchos personajes de la política. El tener varias pieles (camisetas) el traicionar, abrazar y besar como el Judas, es en algunos políticos la justificación aparente y el verse en la incomodidad de no ser los herederos de la verdad demagógica con la que sobreviven y se posesionan cínicamente de todos los cuadros de la sociedad.

Es un cruel marco referencial en el que perversamente meten a la sociedad en él, un canto a la esperanza, algo así como la sal en el pan que no nutre pero le da sabor, los partidos en México no suben al poder por medio de los votos, sino a través del engaño, la mentira, donde el partido se reserva el derecho de mantener vivas las expectativas de unos y la guillotina a otros según los intereses de la cúpula y no del interés social.

La cargada sigue vigente, una vez muertos algunos aspirantes, no hay duelo, las caras largas pronto compondrán figura como los toreros vapuleados y sólo torcerán su (capote) camiseta y llegarán al grado de masticar la comida del próximo elegido para seguir vivos en esta vaguedad que da el ganar dinero con el engaño y usufructo al pueblo.

Así que si de casualidad ve por ahí algún político que antes juró y perjuró lealtad a un candidato o precandidato y ahora se cambió con el ungido, no se asombre, la vergüenza y la dignidad para muchos de estos hombres y mujeres que se dedican al negocio de la política no la conocen y entre las manadas de lobos así se vale, comer la carroña y como las hienas, soltar la carcajada siniestra.

Si no lo creen pregúntele a los de la famosa burbuja (los burbujos), aquella que formó Raúl Sifuentes y cómo poco a poco lo fueron dejando solo, cuando el barco se empezó a hundir, para irse a otro navío que les diera cabida en el vendaval descompuesto en que ha caído la política.

Esos que se largaron de un equipo pronto harán lo mismo con el que les dio cabida, esa regla no falla, la conducta salvaje del hombre así lo tiene establecido. Y quien pretenda ver la democracia en el viciado sistema político nacional, estatal o municipal, está confundiendo a la ?Juanga? con el ídolo del pueblo Pedro Infante. La realidad tangible y fehaciente se está celebrando en Coahuila, con simulaciones, mimetismos, columpios, cambios de colores, traiciones, etc., todo menos democracia.

Lo que no se puede negar es que este proceso tiene la bendición del gobernador Enrique Martínez y Martínez. Correo electrónico: linga_1031@hotmail.com

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