Faltan pocos minutos para las 11 de la mañana y en el patio del Albergue de la Ciudad se registra un intenso movimiento. Hay un toldo que resguarda a un número considerable de mujeres que han acudido al llamado emitido por las autoridades del Municipio capitalino.
Algunas van acompañadas por sus hijos, así que los chiquillos no pierden tiempo para correr de un lado a otro y aprovechar los juegos infantiles que hay en el lugar.
Alrededor de las sillas en donde descansan las invitadas hay graciosas piñatas que le dan colorido al evento en el que se efectuaría la constitución de la Sociedad de Solidaridad Social ?Arte en Piñatas Durango?.
Las duranguenses allí presentes son las que elaboran las figuras que son delicia de los pequeños en las celebraciones. De ser amas de casa optaron por capacitarse en un oficio y al lado de sus compañeras darle forma al periódico y papel China unidos con el engrudo para ganar aunque sea unos cuantos pesos para solventar los gastos de sus familias.
Hay muchas que permanecen sentadas en sus lugares, pero otras con la espera deciden irse a comprar algunas botanas para amenizar la plática que al parecer se prolongará más del tiempo estimado. El minutero del reloj no se para y la primera en aparecer es la presidenta del DIF Municipal, Blanca Estela Castro de Herrera, quien después de saludar a algunos de los empleados del sitio se dirige a supervisar los pormenores del acto.
Los menores de edad continúan con su retozo, mientras que algunas de las presentes empiezan a bostezar y los bebés a llorar.
Celia Morales es originaria del poblado 15 de Septiembre. Comenta que hace cerca de seis meses la invitaron a participar en los Talleres Protegidos del DIF Municipal; fue así como se animó a dejar un rato las labores del hogar. Su esposo es albañil, así que no siempre les sonríe la vida con buenas finanzas. Tiene tres hijos qué mantener y, en ocasiones, el dinero no alcanza.
Manifiesta que en su lugar de residencia comparte el trabajo con otras seis mujeres. Cada 15 días tienen que entregar 100 piñatas y en recompensa cada una recibe 350 pesos como remuneración. Admite que no es mucho el dinero que obtiene con esta actividad; empero, por lo menos le sirve para comprar ?el mandado?.
Con cuatro horas diarias de trabajo se siente satisfecha por no sólo estar haciendo la comida, sino por tener un empleo.
Al término de la conversación, al albergue ya ha arribado el director del DIF Estatal, Gerardo Fournier Drew, quien le hace compañía a Castro de Herrera; sin embargo, aún falta más de la mitad del presidium que encabezará el evento.
Telésfora Noriega Moral también hace piñatas, pero ella es de Río Escondido. En su caso, del mismo modo está contenta por hacer otra actividad lejos de la casa; empero, ?no le consuela? el pago de su esfuerzo. Y es que, dice, reciben dos mil 500 pesos que se deben repartir entre nueve obreras.
De esta forma es mínimo su salario aunque apunta que es mejor estar ocupada lejos de las preocupaciones del hogar. Ya es medio día. En el inmueble están varios regidores, diputados locales y el Presidente Municipal. Ahora sí se da da inicio.
Y ya sin muchos ánimos para aplaudir, las duranguenses se preparan para continuar sentadas y escuchar los discursos de cada funcionario público.
INTENCIONES
La presidenta del DIF Municipal, Blanca Estela Castro de Herrera, revela que con la creación de la Sociedad de Solidaridad Social ?Arte en Piñatas Durango? se tendrá la posibilidad de ampliar el campo para exportar este producto elaborado por mujeres de las zonas rurales.
?Tenemos una persona que compra la piñata y la está exportando a Chicago, pero él tiene el permiso de exportación y quisiéramos abrirnos a más comunidades como en Los Ángeles y Houston; entonces, necesitan estar organizadas en una sociedad para que puedan tener personalidad jurídica para hacer las gestiones?, explica.
En total son 80 personas las involucradas en este proyecto de ocho poblados, tales como Ceballos, El Carrizo, Francisco Villa Nuevo, 5 de Febrero, Santiago Bayacora y Río Escondido.
La Primera Dama del estado confía en que se tiene la capacidad de aumentar la producción de piñatas para surtir a otros empresarios, pues han implementado un ritmo de trabajo similar al de las maquilas.