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Capital político/Un sindicato palero

Adrián Rueda

Un movimiento silencioso entre los trabajadores del Gobierno capitalino empieza a permear lentamente en la base de empleados sindicalizados, lo que a la larga podría minar el poder del sindicato oficial. El movimiento, dirigido a distancia por el diputado priísta José Medel, quien hasta 2003 era el dirigente del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal SUTGDF y que fue obligado por el Gobierno de la ciudad a replegarse, tiene como finalidad descentralizar el poder. Tras casi dos años de gestiones, Medel y sus seguidores lograron obtener el registro de una nueva agrupación sindical que ha comenzado a invitar a los burócratas a formar sindicatos delegacionales. O sea 16 agrupaciones pequeñas en lugar de una sola grande.

El camino evidentemente será largo, pero la idea ha comenzado a ganar terreno y en un descuido se puede convertir en un dolor de cabeza para el corporativismo del Gobierno capitalino, que a través del sindicato tiene un absoluto control de sus trabajadores. El actual dirigente sindical, Enrique Hanff Vázquez, sin el menor recato se convirtió en palero de las autoridades y del PRD, concretamente de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), a la que se unió para darle el golpe de Estado en ese sindicato, que siempre había pertenecido al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En pago a sus favores, Hanff Vázquez recibirá una diputación plurinominal de la cuota que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) le entregará a la corriente de René Bejarano, quien a pesar de su desprestigio sigue palomeando con todo descaro candidatos. Pero los favores del líder sindical al partido no sólo consistieron en ser patiño del Gobierno, sino en convertirse en parte de los financieros de las campañas de Marcelo Ebrard y de Andrés Manuel López Obrador.

Las denuncias de los trabajadores han sido muchas en el sentido que desde hace meses les son retenidas cuotas sindicales para fondear los actos políticos de los candidatos perredistas. O sea, los dirigentes y gobernantes del Sol Azteca operan de la misma forma que tanto criticaron del PRI, que efectivamente hacían lo mismo, pero fue contra lo que el PRD supuestamente luchó.

Es más, los perredistas han resultado no tan sólo igual de rateros que los del PRI, sino incluso más voraces, pues como nuevos ricos se quieren acabar todo antes que termine el sexenio para tener su guardadito en caso que se queden en la banca. Lo más sano que le pudiera ocurrir a los trabajadores del GDF es que promovieran una auditoría a su sindicato para verificar que los manejos financieros sean los adecuados y echar a los cientos de aviadores, amigos y familiares de los bejaranistas, que de transas saben bastante.

Por eso no deja de ser interesante esta nueva opción para los burócratas capitalinos, a fin de que puedan abandonar una organización corrompida hasta los huesos y que obedece a los intereses particulares de Bejarano y su pandilla.

CENTAVITOS

Aunque en estos momentos de definición de candidaturas en todos lados se cuecen habas, donde el asunto está por reventar es en Coyoacán, pues varios grupos se están alzando en contra de la inminente candidatura del ex priista Carlos Ortiz para la jefatura delegacional. Acusaciones de nepotismo y supuestos desvíos podrían salir a la luz de un momento a otro, que agravarían la situación de por sí delicada del delegado Miguel Bortolini, quien si no agarra fuero se la podría pasar un buen rato a la sombra. Entre Ortiz y la primera dama Adela Victoria Sánchez, otra ex priista, podrían detonar la bomba que sacudiría al PRD.

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