Faltan oportunidades a las personas que pretenden reincorporarse a la sociedad
Citlalli Zoé Sánchez |
El Siglo de Durango
Hace 17 años, Manuel Zazueta Urquídez fue encerrado en el Centro de Readaptación Social Uno (Cereso) dejando a su esposa y a siete hijos que requerían de su cuidado y del sustento económico que él les proveía. Su condena concluyó el 11 de enero del presente año y ahora lucha por recuperar el tiempo perdido e incorporarse a la vida productiva, pero el reto no es sencillo.
Cuenta que antes de ser recluido era operador de una línea de autobuses nacional. ?En una ocasión, un jefe policiaco abusó de mi confianza y me dio un oficio haciéndome creer que tenía el permiso para transportar unas armas. Resultó que el oficio era falso y me agarraron; bueno, nos agarraron a los dos pero él tenía dinero y salió libre pero yo por pobre me quedé en la cárcel?, platica.
El hombre de casi 60 años manifiesta que la condena fue de 17 años con dos meses, tiempo en el que sufrió estar lejos de sus seres queridos, perderse de momentos importantes de la familia y sin el goce de su libertad. Señala que reconoce el error que cometió, aunque no lo hizo de manera intencional.
?Por fortuna, el Cereso no fue tan duro, porque siempre conté con el apoyo de mi esposa y de mis hijos. Para una cabal rehabilitación es importante el apoyo de los familiares?, comenta para después decir que vio pasar a varios directores de la prisión, algunos ?buenos y otros malos?.
Pero en su caso, relata, durante el tiempo que estuvo encerrado se dedicó a enseñar a sus compañeros una técnica llamada trabajo de terminación en resino mediante la cual elabora vistosos cuadros. Revela que hace varias décadas su hija fue el medio para que conociera esta labor artesanal y él a su vez transmitió el conocimiento a los demás internos.
Indica que su esposa, Catalina Rojas, fue el sustento de sus vástagos, quien en realidad les proporcionó los medios necesarios para seguir con su preparación académica y suplir las necesidades básicas como el alimento y el vestido.
Narra que desde la prisión elaboraba los cuadros y su cónyuge los vendía en varios lugares, incluso en las ferias que se organizan en otros municipios y entidades federativas en el país. ?El trabajo también rehabilita?, añade con una ligera sonrisa.
Ahora que ha cumplido el castigo impuesto por las autoridades, dice que reintegrarse a la comunidad es difícil, pues los ex internos llevan un estigma que las demás personas les imponen. ?Nos cierran las puertas a todas las personas que salimos del Cereso. La sociedad nos tiene miedo?, abunda.
Al igual que él, subraya, en la cárcel hay mucha gente inocente. ?Los que son culpables ya entre nosotros aceptan su crimen y por qué lo hicieron, pero hay quienes con lágrimas en los ojos expresan que no hicieron nada pero, por desgracia, son los que cayeron en la cárcel?, declara.
?Por desfortuna sí hay mucha corrupción en el sistema de impartición de justicia con los jueces; esperamos que con esta nueva administración las cosas cambien?, denuncia.
Ayer, con la presencia de la presidenta del DIF Estatal, Gabriela López de Hernández, y del director del Cereso No. 1, Oliverio Reza Cuéllar, vio consolidado uno de sus sueños: las puertas de un negocio que se dedicará a la venta de artesanía elaboradas por ex internos e internos del Cereso fueron abiertas.
Diserta que de esta forma aquéllos que cumplan su condena podrán acceder a este establecimiento que es creado para ayudarlos a seguir adelante, que significa la segunda oportunidad que en muchos otros lados es negada.
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PROBLEMÁTICA
El director del Centro de Rehabilitación Social No. 1 (Cereso), Oliverio Reza Cuéllar, explica que la legislación local no considera ningún tipo de beneficio para las personas de la tercera edad y que cumplen una condena.
?Afortunadamente el código federal sí tiene una disposición en su artículo 75, en donde establece de una forma muy clara que una persona sentenciada que tenga una edad avanzada, de 70 años en adelante, podría considerársele para un beneficio de libertad anticipada por no ser, sobre todo, congruente la estancia en la cárcel con la edad que tienen, porque se supone que tienen problemas fuertes de salud?, abunda.
Desde el punto de vista del servidor local, la actual Legislatura del estado debe considerar la posibilidad de otorgar un beneficio a los adultos mayores, sobre todo por el estado físico por el que atraviesa esta población.
Dice que cuentan con cerca de 20 ancianos internados, tanto del fuero federal como del común.