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México, DF.- Este 18 de enero cumpliría 101 años el actor británico Cary Grant, favorito de grandes cineastas como Alfred Hitchcock, Howard Hawks o Stanley Donen, y quien destacó lo mismo en historias dramáticas que de intriga, aventuras o bélicas.
Originario de Bristol, Gran Bretaña, Cary Grant, cuyo nombre de pila fue Archibald Alexander Leach, creció en el seno de una familia humilde, por lo que pasaría bastantes penurias, entre ellas, el internamiento de su madre en un psiquiátrico.
A los 14 años, el joven se inició en el mundo del espectáculo, al unirse a la Troupe de Bob Pender, donde demostró sus habilidades acrobáticas y de bailarín que habría de aprovechar después en muchas escenas inolvidables de sus películas.
Cuando dicha compañía llegó a Estados Unidos, Grant decidió quedarse en el nuevo continente y probar fortuna en Broadway, no sin antes trabajar en varios oficios, incluido el de ?hombre anuncio?.
Participó en varias comedias musicales como Golden Dawn o Nikki, y en 1932 consiguió su primer contrato en Hollywwod, ante lo cual decidió cambiar su nombre por el de Cary Grant.
Así, su debut en Esta es la Noche, de Frank Tuttle, se convirtió en el inicio de una serie de películas en las que él actuaba de personaje secundario, entre ellas La Venus Rubia (1932), de Josef Von Sternberg, con la actriz Marlene Dietrich.
Sin embargo, el contacto con la actriz Mae West propició un aumento en la popularidad de Grant con su aparición en películas interpretadas por la rubia actriz como Lady Lou (1933), de Lowell Sherman, o No soy Ningún Ángel (1933), de Wesley Ruggles, así como Silvia (1935) de George Cukor, protagonizado por Katherine Hepburn.
La intervención magistral de Grant no pasó desapercibida y su rostro volvería a aparecer en películas de éxito como Idolo de Nueva York (1937) de Rowland V. Lee, con Edward Arnold de compañero, y Una Pareja Invisible (1937), una comedia fantástica de Norman Z. Mc Leod que protagonizaba con Cosntance Bennett.
Ese mismo año, junto a Irenne Dunne intervino en La Pícara Puritana (1937) de Leo McCarey. A partir de ahí, las obras maestras se sucedieron.
La Fiera de mi Niña (1938), su segunda colaboración con Hepburn y la primera con el gran director Howard Hawks, marcó un hito en la historia de la comedia. Aunque también destacan las películas Vivir para gozar (1938), Gunga Din (1939) y Sólo los Ángeles Tienen Alas (1939).
La década de los 30 la culminó con la magnífica e infravalorada comedia de John Cromwell: Dos Mujeres y un Amor (1939), co-protagonizada por Caroe Lombard y Kay Francis.
Y sí el fin de la década había sido espléndido, los años 40 y 50 serían inmejorables para Grant. La historia de Ben Hetch y Charles MacArthur The Front Page no encontraría mejor adaptación que Luna Nueva (1940), también de Howard Hawks, con Rosalind Russell y Ralph Bellamy.
Mi Esposa Favorita (1940) de Garson Kanin era una divertida comedia que volvía a juntar a Cary con Irenne Dunne y en la que salía su buen amigo Randolph Scott.
Historias de Filadelfia (1940) -cinta en la que Grant cedió su sueldo al ejército británico en plena Segunda Guerra Mundial- de Cukor reunió a tres monstruos de la interpretación, además de él, Katherine Hepburn y James Stewart. Con Serenata nostálgica (1941) de Steven, el histrión logró un apreciado melodrama y se ganó una nominación a un premio Oscar.
En 1941 se produjo su primera colaboración con Alfred Hitchcock, quizá su más flojo trabajo conjunto a pesar de espléndidas secuencias, debido a un final impuesto por la productora, Sospecha (1941) con Joan Fontaine. Mientras que por el drama Un corazón en peligro (1944), de Clifford Odets, sería nominado por segunda vez al Oscar.