La falta de dinero castiga a los duranguenses. Además de suplir sus necesidades básicas deben buscar alternativas para la atención médica, pues ante la carencia de seguridad social en el trabajo que se desempeñan y el deseo de una atención más personalizada, dejan a un lado los centros de salud del Gobierno para encontrar una respuesta a su padecimiento.
Con un sueldo de 500 pesos a la semana, la vida no es tan sencilla. El vestido, la comida, el pago de la luz apenas son cubiertos en la familia de Petra Ibarra Resendiz, cuyo marido se gana el pan diario en una fábrica en donde ni siquiera tiene el derecho a contar con el servicio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Ella tiene bajo su cuidado la crianza de tres niños, quienes además deben ir a la escuela. Por eso el panorama se torna muy negro cuando la enfermedad llega y los afecta.
Y es que sin el respaldo de alguna institución que pudiera brindarles el servicio médico o las medicinas, las opciones son limitadas. Ahora, la pequeña Norma Alicia tiene ?anginas?, así que de inmediato buscaron la atención de un especialista en la materia.
No quisieron ir al Hospital General porque dicen que debido a la gran cantidad de gente que va a consulta, se tardan mucho y, además, tienen que pagar más dinero. Por eso, lo que prefieren es ir a un consultorio dependiente de una farmacia, en donde les cobran diez pesos por ser examinados.
?Pues la verdad es que no hay dinero para pagarle a un doctor privado, porque además hay que comprar las medicinas. El otro día me gasté como 200 pesos, casi la mitad de todo lo destinado para la semana?, cuenta mientras su hija observa atenta.
Quien también espera su turno es Marisol Ortiz Espinoza, quien ya es la cuarta vez que asiste al consultorio. ?Consultan bien y pues uno tiene que buscar un medicamento barato. Mi esposo es mecánico y pues no tiene ni IMSS ni ISSSTE. No voy al Hospital General ni a los centros de salud porque hay mucha gente y a veces ni te atienden bien?, dijo la madre de cuatro inquietas criaturas.
Dice con tristeza que su niña Lourdes Guadalupe es discapacitada y además tiene una arteria del corazón obstruida; por eso, trata de administrar lo mejor posible el dinero para comprar el tratamiento. De allí que pagar diez pesos por la consulta ?le cae del cielo?.
Asimismo, sentada en espera de que saliera un paciente del diminuto cuarto en el que era atendido, Janeth Mares Gracia platicó que como no cuenta con seguridad social, luego de ver el anuncio del módico precio de la atención se animó a checarse los males que la aquejan.
?Pues por lo menos es más rápida la atención aquí que en los centros de salud y no hay dinero para ir con un doctor privado. Mi esposo trabaja fuera de la ciudad y uno debe buscarle por otros lados para recibir atención?, dijo esta joven de apenas 21 años de edad pero cuyo primogénito ya tiene cinco.
Según manifestó la galena Rocío Niebla, quien atiende en el turno de la mañana, en promedio recibe a 30 personas de escasos recursos económicos que acuden a solicitar sus servicios, lo cual demuestra la precaria condición en la que se encuentran y no tienen capital ni para solventar sus gastos médicos.
INSPECCIÓN
Tranquilidad
Asegura el director de Servicios de Salud de Durango (SSD), Francisco Javier Solís Estupiñán, que se tiene un intenso control de los diferentes establecimientos relacionados con los servicios médicos que existen en la entidad y que, en lo que corresponde al 2005, no han detectado posibles charlatanes.
Destacó que aquellos médicos que ofrecen consulta por una módica cantidad en realidad cuentan con la preparación adecuada y que mediante el Departamento de Normas y Desarrollo visitan con periodicidad esta clase de negocios, por lo cual, insistió, no hay indicios de peligro alguno por recibir atención inadecuada.