Lima, (EFE).- La provincia de Castrovirreyna se encuentra ubicada en el departamento de Huancavélica, en la sierra sur-central del Perú, encerrado entre altas montañas y cumbres con lagunas solitarias.
San Genaro, un distrito de Castrovirreyna que guarda una rica mina de Perú, es un lugar de difícil acceso.
Los habitantes de este pueblo minero, poco acostumbrados a ser visitados, reciben a los foráneos con sus bailes tradicionales, ataviados con trajes elaborados por las escasas mujeres que viven en esta zona.
San Genaro es un pueblo habitado fundamentalmente por hombres, por mineros -auxiliares y ayudantes- que cobran 29 soles diarios (unos siete euros) y en grado de capataz 40 (diez euros).
Aníbal Gómez es uno de ellos y vive en San Genaro arropado por su familia, algo que no le sucede a la mayoría de los mineros que duermen en barracones y tienen a sus familiares a bastantes kilómetros de allí.
"Este es un trabajo muy duro y en las ciudades es muy difícil encontrar trabajo", afirma Aníbal, que trabaja de ocho de la mañana a cinco de la tarde como mecánico torneador en el exterior de la mina.
Los mineros que trabajan en el interior de la misma tienen dos turnos de trabajo, del mediodía a las ocho de la noche y de las doce de la noche a las ocho de la mañana.
Antes de entrar en la mina, el noventa por ciento de ellos, según explica Aníbal, mastica hoja de coca acompañada de cal: "dicen que les quita el hambre, el sueño y les da más energía. Es una costumbre que viene de años anteriores, pero se convierte en vicio. Yo no masticó, pero mi madre lo hace tres veces al día".
