Benedicto XVI afirmó que siente una "profunda gratitud a Dios" y considera que su elección se ha debido a una gracia especial concedida por Juan Pablo II.
Ciudad del Vaticano, (EFE).- Benedicto XVI ofició hoy su primera misa como Papa, en la que pronunció un brillante discurso, toda una declaración de principios, en el que se comprometió a proseguir el trabajo trazado en el Concilio Vaticano II, a promover la unidad de los cristianos y a trabajar por la paz en el mundo.
Joseph Ratzinger celebró su primera misa en la Capilla Sixtina, el mismo lugar donde ayer los cardenales le eligieron 265 Papa de la historia de la Iglesia y sucesor de Juan Pablo II, para quien tuvo sus primeras palabras de reconocimiento y dijo sentir las famosas palabras de Karol Wojtyla "no tener miedo".
La misa la ofició en latín, idioma en el que pronunció el mensaje. Concelebraron los cardenales Angelo Sodano, que durante el papado de Juan Pablo II fue el cardenal secretario de Estado, y el purpurado colombiano Alfonso López Trujillo, que fue presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
Bajo la atenta mirada del Cristo del inigualable fresco "El Juicio Final", pintado por Miguel Ángel, el papa Ratzinger dijo que en estos momentos siente "un sentido de inadecuación y de turbación" por la responsabilidad confiada por los cardenales.
Benedicto XVI agregó que junto a esos sentimientos siente una "profunda gratitud a Dios" y que considera que su elección se ha debido a una gracia especial concedida por Juan Pablo II.
"Siento su mano fuerte que estrecha la mía, me parece ver sus ojos sonrientes y escuchar sus palabras 'no tener miedo', dirigidas en esta ocasión hacia mí", manifestó el Papa.
Tras recordar los días de la muerte y funeral de Juan Pablo II, Ratzinger pidió a Dios "que supla la pobreza de mis fuerzas, para que sea un valiente y fiel pastor de su rebaño, siempre dócil a la inspiración de su Espíritu".
Y a partir de ahí comenzó a trazar un primer esbozo de lo que será su Pontificado, poniéndose "de manera humilde" en manos de la Providencia y pidiendo a los cardenales "la constante y sabia" colaboración.
Benedicto XVI dijo que Juan Pablo II ha dejado una Iglesia "más valiente, más libre y más joven", que mira con serenidad al pasado y no tiene miedo del futuro y que él está dispuesto a seguir por ese camino, trazado por el Concilio Vaticano II, del que dijo es la "brújula" en la que se orientará.
"Quiero afirmar con fuerza mi decidida voluntad de proseguir en el compromiso de continuar con las actuaciones del Concilio Vaticano II, en la misma línea que mis predecesores. Los documentos conciliares no han perdido actualidad, sus enseñanzas se revelan pertinentes en las nuevas instancias de la Iglesia y en la presente sociedad globalizada", afirmó con rotundidad el Papa.
Tras recordar que este año la Iglesia celebra el Año de la Eucaristía, el papa Ratzinger manifestó que los católicos tienen que sentirse estimulados a trabajar para lograr la "ansiada" unidad de los cristianos.
"El actual sucesor de Pedro asume como compromiso primario el trabajar sin ahorro de energía para reconstituir la plena y visible unidad de los seguidores de Cristo. Esta es su ambición, este es su urgente deber", señaló Benedicto XVI.
Agregó que es consciente de que no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos, sino que son necesarios "gestos concretos que entren en los ánimos y remuevan las conciencias".
El nuevo Papa manifestó que el diálogo teológico es necesario, pero que es "más urgente" una purificación de la memoria.
El Papa aseguró que está "dispuesto" a hacer cuanto esté en sus manos para promover el ecumenismo.
Recordando la masiva presencia de mandatarios de todo el mundo en el entierro de Juan Pablo II, el Pontífice dijo que esa intensa participación pareció a muchos que era la petición de ayuda al Papa "por parte de una humanidad que turbada por sus incertidumbres y temores se pregunta sobre su futuro".
A este respecto se dirigió a las otras religiones y dio seguridades de que la Iglesia "quiere continuar tejiendo" con ellas un diálogo abierto y sincero, a la búsqueda del bien del hombre y de la sociedad.
Ratzinger invocó la unidad y la paz para toda la humanidad y declaró la disponibilidad de todos los católicos a cooperar por un auténtico desarrollo social, respetuoso con la dignidad del hombre.
"No ahorraré esfuerzos y dedicación para proseguir el diálogo con las diferentes civilizaciones, para que de la recíproca comprensión salgan las condiciones para un futuro mejor para todos", afirmó.
Benedicto XVI anunció que en agosto irá a Colonia, en Alemania, para presidir la Jornada Mundial de la Juventud, a la que tenía previsto asistir Juan Pablo II.
"Con vosotros, queridos jóvenes, futuro y esperanza de la Iglesia y de la humanidad, continuaré el diálogo, escuchando vuestros deseos, intentando ayudaros a encontrar siempre lo más profundamente posible a Cristo viviente, eternamente joven", dijo el Papa Ratzinger.
Benedicto XVI concluyó su discurso en latín renovando su "incondicional fidelidad" a Cristo.