EFE
ROMA, ITALIA.- El Día Mundial de la Alimentación, que se celebró ayer en 150 países, trata una vez más, desde hace 25 años, de sensibilizar sobre el grave problema del hambre en el mundo, al tiempo que rinde homenaje a las aportaciones de las diversas culturas a la agricultura mundial.
Auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), que ayer cumplió su 60 aniversario, el Día Mundial se celebra bajo el lema ?Agricultura y diálogo de culturas?. De esa forma, la FAO quiere recordar que la historia de la agricultura está llena de importantes ejemplos de intercambios entre culturas diversas: África dio al mundo el café; Asia el arroz; Oriente Medio, el trigo; y Sudamérica, la patata?.
En su mensaje con motivo de esta jornada mundial, que ayer cumplió su 25 aniversario, el director general de la FAO, Jaques Diouf, explicó que la evolución de la agricultura y de las civilizaciones, y su interacción, ?se refleja en los genes, las semillas, las plantas y los animales?.
Destacó que ?los científicos han aprovechado las enseñanzas del pasado para desarrollar sistemas agrícolas más eficientes?, por lo que ahora existen ?recursos y tecnologías suficientes para producir la cantidad de alimentos necesaria no sólo para satisfacer la creciente demanda, sino también para eliminar el hambre de los pobres?.
Según cifras de las Naciones Unidas, más de ochocientos millones de personas en el mundo pasan hambre.
Sobre la amenaza a la diversidad de la agricultura, aludida por Diouf, y el peligro que suponen los alimentos transgénicos, han advertido numerosas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) en un comunicado divulgado con motivo del Día Mundial de la Alimentación. Y diecisiete ONG, implantadas en Asia, entre ellas Greenpeace, han pedido a la FAO la prohibición del arroz genéticamente modificado.
La celebración del Día Mundial tendrá hoy su continuación con diversos actos para conmemorar el 60 aniversario de la FAO, en los que se espera la participación de ocho jefes de Gobierno, entre ellos los de Brasil, Luiz Inázio Lula Da Silva, y Venezuela, Hugo Chávez.
