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Celebran ascenso de Alberto de Mónaco al trono

MONACO (AP) .- Las campanas repicaron el sábado en Mónaco al festejar el pequeño principado de la Costa Azul la subida al trono del príncipe Alberto II al trono y despedía simbólicamente y para siempre a su padre, Rainiero III.

Príncipes de Europa, Africa y Medio Oriente, fueron algunos de los representantes de la realeza que llegaron para un día de festividades que marcó la última etapa del asenso de Alberto al trono de una dinastía de 700 años.

El día comenzó con una misa solemne en la catedral de Mónaco, del siglo XIX, y finalizaba por la noche con una gala en la opera, seguida por fuegos artificiales sobre el famoso casino de Montecarlo.

Vistiendo un uniforme militar ceremonial, Alberto dejó caer algunas lágrimas después de arrodillarse para recibir la bendición al final de la misa, oficiada por el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi.

"Al ascender al trono de los Grimaldi, el príncipe Alberto encuentra su lugar en la continuidad de esta dinastía, y con ayuda de Dios, lleva adelante el destino del principado, que se remonta a más de siete siglos", dijo Barsi, entre los acordes del órgano y la interpretación del Mesías de Handel.

Cientos de residentes de Mónaco vieron la ceremonia en una pantalla gigante colocada afuera del palacio real, cerca de la catedral.

Alberto se reunió con sus hermanas, las princesas Carolina y Estefanía, en la misma catedral donde su padre y su madre, la actriz estadounidense Grace Kelly, se casaron y fueron sepultados.

En su homilía, Barsi rindió homenaje a Rainiero y Grace y destacó: "Esta catedral ha conocido las alegrías y pesares de este principado".

Las dos princesas derramaron lágrimas durante la ceremonia.

"Es muy conmovedor", dijo Estefanía al canal TF1 de televisión, después de la misa. "Estaba pensado sobre todo en mi hermano y en lo que esto representa para él, para nuestro país".

Estefanía consideró que "es un nuevo comienzo para todos nosotros en la familia".

Alberto, de 47 años, asumió automáticamente los poderes reales tras la muerte de su padre en abril, y fue designado Su Alteza Serenísima _un título de la casa de los Grimaldi_ en julio, cuando juró ante la población de Mónaco en la primera de las dos ceremonias de investidura.

Para Alberto y muchos otros en Mónaco, la misa marcó la despedida emocional a Rainiero, quien gobernó al principado durante 56 años hasta que murió a los 81 años.

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