EFE
Nueva York, EU.- Ni la lluvia ni la amenaza de un ataque terrorista presuntamente previsto para ayer impidieron que la comunidad latina se reuniera en la Quinta Avenida de Nueva York para celebrar el 513 aniversario del descubrimiento de América.
El Desfile de la Hispanidad, en su 41 aniversario, convocó a 21 países, que mostraron con orgullo sus coloridos e impecables vestuarios, creencias, bailes y música del variado folclor latinoamericano.
El evento evidencia cada año cómo la religión católica convive con lo más arraigado de las culturas indígenas y creencias populares latinoamericanas, desde los altares en honor a las patronas de sus países hasta el culto a la naturaleza y al Inti, el dios Sol.
La famosa avenida neoyorquina se convirtió ayer en un arcoiris, con el brillante colorido de las banderas que el público desplegó a lo largo del trayecto, desde la calle 44 hasta la 77, donde culminó el evento, presidido, como cada año, por España, que estuvo representada por su cónsul, Manuel Egea.
La jornada dio inicio bajo amenaza de lluvia y frío, pero gran entusiasmo, con la banda de la escuela Madre Cabrini, seguida por la representación española, que incluyó gaiteros del Centro Galicia, de Monteiro, y al grupo de baile Colexiata do Sar de Santiago de Compostela, con sus vestuarios típicos, que viajaron desde España.
Argentina fue el siguiente país en desfilar, al ritmo del tango, y lo hizo con su patrona, la Virgen de Luján, imagen que fue llevada en un improvisado altar sobre un coche y acompañada de gauchos en hermosos caballos.
Bolivia fue la delegación más numerosa y llamativa de todo el Desfile, al que llevó sus danzas del ?tinku?, con la que se da gracias a la naturaleza por la vida y la comida y al dios Inti, y la morenada, una sátira a los métodos utilizados por los conquistadores en el trabajo de las minas y una melancólica manifestación o denuncia de los sufrimientos de los esclavos.
También llamó la atención, en particular de los anglosajones, que, curiosos, detuvieron su paso, la danza de los caporales, que representa al mulato, que, al considerase el preferido del patrón, reniega su raza y en función de capataz, con látigo en mano, martirizaba a los esclavos.
El público disfrutó además de la típica cueca de Chile; del baile del garabato de Colombia; el cadencioso merengue dominicano; la galopera de Paraguay; la salsa y el reggaeton de Puerto Rico; de la danza de la botella y el cántaro de Perú y de la representación del carnaval Huejotzingo de Puebla, México, entre otra demostración de la cultura latina.