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CISJORDANIA.- Los judíos de todo el mundo conmemoraron a partir de anoche y durante toda una semana, la Pascua o fiesta del Pesaj en recuerdo del Éxodo de Egipto y su constitución en una nación libre hace ya unos tres mil años.
“Fiesta de la libertad”, del “Sacrificio” o de la “Primavera”, son algunos de los conceptos atribuidos a la celebración más antigua entre las religiones monoteístas y en la que con solemnidad los judíos refrendan su vínculo eterno con Dios.
Encabezados en su mayoría por el patriarca de la familia, los judíos se sentarán alrededor de una mesa para leer la “Hagadá” o historia de la liberación del Egipto faraónico, donde los adultos explican a sus hijos cómo sucedió y su significado.
Los judíos han preservado la memoria de la liberación de Egipto casi intacta a lo largo de los siglos gracias al lema “Y le contarás a tu hijo”, es decir la obligación de transmitir el legado que Dios entregó a Moisés a las nuevas generaciones.
“Siervos fuimos al Faraón en Egipto y el Señor Nuestro Dios nos sacó de allí con mano firme y brazo extendido”, dice la “Hagadá” en su fase inicial.
Luego recuerda las diez plagas que la tradición atribuye a Dios para “ablandar el corazón” del Faraón y permitir a los judíos salir para rendirle culto en el desierto. El relato bíblico cuenta que Dios liberó a los israelitas de la opresión del faraón egipcio y los sacó de la servidumbre para heredar la tierra que le había prometido al patriarca Abraham “como hijos libres”, conocida como Canaán y después como la “Tierra de Israel”.
La tradición exige desde entonces a cada persona de esa confesión que recuerde el episodio “como si él hubiera estado allí”.
Es por ello que los ascetas y místicos sostienen que de Egipto no salieron unas 600 mil personas como aparece en el Antiguo Testamento, sino todas las almas judías de las generaciones por venir.
Además del relato bíblico y la conmemoración de la libertad, la fiesta se caracteriza por el consumo de una especie de galletas que hacen las veces de pan.
Esas galletas recuerdan que durante la precipitada salida de Egipto hace tres mil años, los ancestros israelitas no pudieron esperar a que la masa fermentara y se debieron contentar con un fino pan horneado durante los primeros siete días del Éxodo.
El Pesaj se celebra durante siete días en Israel, pero ocho en la diáspora, debido a la imposibilidad de conocer con exactitud cuándo caía el 14 del mes hebreo de Nisán en Tierra Santa, y por el temor a perder una de las fechas más importantes del calendario.
Durante la fiesta, los judíos no introducen en sus casas ni consumen ningún producto que contenga harina o pudiera fermentar, en cumplimiento del precepto bíblico. En un ritual que se lleva a cabo todos los años el día anterior a la Pascua, los judíos recolectan los restos de cualquier elemento que contenga levadura y los queman, al tiempo que piden que cualquier otra partícula que pudiera aparecer les sea considerado irrelevante.
Con motivo de la fiesta judía, el presidente palestino Mahmoud Abbas convocó una rueda de prensa especial el martes con medios israelíes a los que transmitió su deseo de paz y prosperidad, en unas declaraciones en hebreo y con base a los textos sagrados.
“A todos los judíos de Israel y de la Diáspora deseo unas felices fiestas en paz y prosperidad, como hijos libres, y deseo a nuestro pueblo que, con vuestra ayuda, también nosotros podamos festejar como hijos libres un día no lejano”, dijo Abbas.