Pekín, (EFE).- Los hogares chinos se pertrechan con todo tipo de amuletos y supersticiones para afrontar el Año del Gallo con buenos auspicios aunque el Gobierno trata de frenar la cada vez mayor difusión de todas las quimeras del Año Nuevo Lunar.
El Festival de la Primavera o "Chun Jie" (4 febrero) y el Nuevo Año que empieza hoy son las fiestas más importantes de China, y cada detalle y comentario de esta noche en las reuniones familiares de mil 300 millones de ciudadanos estarán cargados de trascendencia.
Pero además, en los últimos años y debido a la erosión de la ideología comunista en pos del capitalismo, se ha producido un retorno a las creencias ancestrales y adivinatorias del gigante laico que incide en la toma de decisiones, como la paternidad y el matrimonio, en función de si el año es propicio.
La Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión anunció a principios de mes que censurará todos los anuncios publicitarios "irracionales" sobre lecturas de las hojas de té, adivinos, maestros de "Feng Shui" ("viento y agua" en mandarín) y "cualquier anuncio que dañe las mentes jóvenes", según la agencia oficial Xinhua.
Un catedrático de Sociología de la prestigiosa Universidad de Pekín, Xia Xueluan, declaró a EFE que la superstición "es habitual, tradicional, y el Gobierno no va a intervenir. Se trata de una elección personal, aunque no esté fundamentada".
"Refleja una aspiración por la buena vida, algo que todo el mundo desea, es psicológico. No creo que en el Registro Civil les importe demasiado", añadió Xia.
El Registro Civil es, precisamente, una de las víctimas de estas creencias, que señalaron al Año de la Cabra (2003) como el peor para tener hijos, el del Mono (2004) como propicio para casarse y el 2005 como el peor para hacerlo.
El fin de semana del 29 de enero las calles de Pekín se vieron colapsadas por interminables comitivas automovilísticas nupciales, al ser el último del Año del Mono y por tanto el último propicio para asegurarse la felicidad conyugal.
Los hospitales acusan cada año estos vaivenes del destino, pues las madres incluso llegan a pagar por hacerse una cesárea ante el peligro de que su vástago pueda nacer en un año de mal agüero.
"También hay gente que no lo cree. Estoy seguro de que muchas personas se casarán este año", añadió Xia, apelando a la razón.
Esta noche se servirán en las mesas chinas los tradicionales "jiao zi" o raviolis en los que se esconderán sorpresas: cacahuetes para atraer la salud y caramelos para la riqueza y la suerte.
Además, a partir de las doce no se podrá barrer la casa para evitar que la buena fortuna venidera se esfume; tampoco se cortará nadie el pelo durante la próxima semana por el mismo motivo y sonarán los petardos para ahuyentar los malos espíritus.
Los saludos habituales son "Gongxi fa zai" (felicitación y fortuna) y, en caso de romper algún objeto, "Suisui ping'an" (año de paz). La tradición recomienda no citar a la muerte, ni renegar ni enzarzarse en peleas y llevar una prenda roja.
El mayor éxodo festivo del mundo significa dos mil millones de desplazamientos para reunirse con la familia en provincias, aunque la tecnología ayuda: en lugar de las interminables visitas, un 79 por ciento de los chinos telefonean, un 61 por ciento envía mensajes de móvil y un 22 por ciento de correo electrónico.
Los regalos para los familiares, los "hong bao" o sobres rojos con dinero para los niños y los solteros y la orgía gastronómica son tradicionales, además de los carteles de "Zhao zai tongzi" (niños de la fortuna) y los farolillos rojos que decoran todos los hogares.
El calendario campesino chino combina dos ciclos de elementos con otro de doce animales que, según la leyenda, fueron a visitar a Buda cuando estaba a punto de morir: la rata, el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la cabra, el mono, el gallo, el perro y el cerdo.
El astrólogo Raymond Lo, basándose en esta creencia, vaticina que en este Año del Gallo Yin de Madera, año 4072 del calendario lunar chino, que combina mal con el metal, habrá conflictos.
Se afanan en los preparativos
Impacientes por dar la bienvenida al Año Nuevo lunar, los chinos de Hong Kong se afanan en preparar los platos más exquisitos y extravagantes que, según esperan, les traerán buena suerte durante todo el Año del Gallo.
Durante toda la tarde, las familias se reunirán para cocinar "dim sum", los tradicionales bocaditos de marisco, carne o verduras que constituyen el corazón de la gastronomía cantonesa.
"En estas fechas cambia la manera de envolver la comida en papel de arroz, y los bocaditos son más brillantes y mucho más grandes", explica a EFE el prestigioso chef chino Chuk Kan-lung.
Los platos preferidos por los honkonguenses en estos días son los más llamativos y coloridos, y aquellos que simbolizan riqueza, prosperidad, unidad y buenos augurios para el año venidero.
"Durante el Año Nuevo lunar, los chinos preparamos platos que nos traerán buena suerte, tanto por su nombre como por sus ingredientes", cuenta el chef Chuk, del Instituto de Alta Cocina China de Hong Kong.
En la ex colonia británica, por su especial relación con el mar, son imprescindibles algunas "delicatessen" como las aletas de tiburón, las algas marinas, las ostras y el marisco.
El marisco en general, pero especialmente las gambas que, mezcladas con diferentes clases de verdura, dan una frescura a la gastronomía cantonesa que no tienen otras variedades de comida china.
No en vano, mientras en Hong Kong reina hoy un agradable clima primaveral, la temperatura máxima en Pekín es de menos 2 grados, por lo que allí se aprecia la comida caliente o la carne de aves como el pato.
Siempre tan supersticiosos, los chinos adoran preparar platos cuyos nombres suenan igual que palabras como "riqueza" o "longevidad".
Las ostras, por ejemplo, se pronuncian igual que "ganar más dinero", mientras que en la cena se sirve un pollo entero, que simboliza la "unión" familiar.
Sobre la mesa china, las algas negras representan la riqueza, y los huevos, la fertilidad.
Sin embargo, algo realmente necesario en esta festividad son las naranjas y las mandarinas, que los chinos se regalan los unos a los otros para desear riqueza y suerte.
Por su parte, los fideos largos representan la longevidad, por lo que cortarlos representa toda una temeridad.
"Tradicionalmente, los chinos no están autorizados a utilizar cuchillos ni otros utensilios afilados durante el primer día del Año Nuevo porque trae muy mala suerte, y hasta calentar el 'wok' está prohibido", explicó el chef.
Para hacer un guiño a la prosperidad y a la abundancia, en la cena de Año Nuevo se prepara mucha más comida de la habitual, con el objetivo de que ofrecer a los visitantes en los días posteriores.
La cena, según los expertos en "feng shui" -el arte chino de canalizar las energías-, debe celebrarse con todas las ventanas y puertas abiertas para permitir la entrada al nuevo año.
Y las casas deben decorarse en tonos de rojo, que simboliza la felicidad.
El delicioso pudin de arroz, cuyo nombre puede traducirse como "promoción", es uno de los postres favoritos para estos días, junto con otros dulces cuya preparación se basa en el sésamo.
Y para beber, la elección tradicional es el vino blanco chino, procedente de las regiones de Guizhou y Xansi, aunque en los últimos años se ha impuesto la cerveza bien fría entre las nuevas generaciones.
Hong Kong se llenará de luz y alegría durante los próximos quince días para celebrar la venida del Gallo, que según el calendario lunar chino equivale al año 4072.
El parque de Victoria se vestirá de mil colores y albergará al "Mercado de las Flores", mientras que el barrio de Admiralty será testigo de los desfiles y de las tradicionales danzas de dragones y leones.
Y todo para que el Gallo venga con las alforjas llenas y traiga prosperidad, abundancia, riqueza y buenos alimentos a las familias de Hong Kong.