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Censura norteamericana/Nuestro concepto

La tragedia de Nuevo Orleans adquiere nuevos matices. La palabra censura se suma al escenario de dolor provocado por los miles de muertos que dejó a su paso el huracán Katrina. Por medio de un comunicado la Agencia Federal en el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) que encabeza las tareas de rescate, informó que no permitirá que se tomen fotos ni imágenes de los cadáveres rescatados. La justificación: el respeto.

La medida ha sido criticada por algunos periodistas que ven en ella una especie de censura, matizada por el buen gusto y la ética. Esta percepción tiene su origen en que FEMA fue cuestionada por su lenta respuesta ante la devastación, por lo que ahora la estrategia es la de no mostrar a un pueblo caído. Después de todo Estados Unidos es el país más poderoso del mundo.

Esta postura del Gobierno norteamericano no es nueva. También en la guerra contra Irak se prohibió capturar las imágenes de cadáveres, particularmente de soldados americanos. Analistas de medios de comunicación atribuyeron dicha prohibición al temor de que la población de Estados Unidos protestara por llevar a cabo una guerra sin sentido, donde finalmente el Gobierno fue responsable de la muerte de jóvenes estadounidenses.

Hoy el temor es parecido. La tragedia de Nueva Orleans ocurre cuando el presidente Bush se encontraba de vacaciones. Ante la ausencia del líder, nadie se atrevió a tomar una decisión en el Gobierno de Estados Unidos para iniciar las labores de rescate. Las consecuencias de esas “dudas” son por demás lamentables.

Este retardo ha sido duramente señalado por los Demócratas y tiene a Estados Unidos dividido en dos bandos: simpatizantes y opositores de Bush, quien tras el paso de Katrina “goza” de los niveles más bajos de popularidad. De ahí que el discurso del presidente busque despertar el patriotismo norteamericano.

Las televisoras, tanto hispanas como norteamericanas, están realizando teletones para ayudar a los damnificados. Sin embargo, la participación de artistas y conductores son grabadas, se tiene miedo de comentarios y consignas contra el presidente. El país más poderoso del mundo y ejemplo de democracia, hoy en medio de su tragedia enfrenta la censura, una práctica que parecía ya erradicada.

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