Aprobada mi asignatura lagunera, sigo relamiéndome los bigotes de puro contento. Invitada por la Universidad Autónoma de la Laguna y arropada entre las generosidades de mi amiga Divina, tuve la oportunidad de convivir con personas que por afinidades ya eran amigos, sólo hacía falta encontrarlos, reconocerlos y abrazarlos. Lo hice y en cuanto volví he empezado a extrañarlos. Me gustaron mucho las mujeres laguneras, todas ellas claras y abundantes como manantiales; aunque tengo que reconocer mi debilidad por los señores.
Nunca he sabido bien por qué pero me gustan remucho. Razones del corazón que la razón no comprende. Lástima que todo lo bueno es breve, apenas un intersticio de vida que no me permitió relacionarme más cercanamente con los estudiantes de Comunicación de la UAL y asumir con ellos el hecho de que la tele llegó para quedarse, que es presencia inevitable en nuestras vidas y urgente la necesidad de todo comunicador de prepararse para lidiar con ella e imponerle mejores modos.
Me faltó tiempo para charlar con las cariñosas lectoras que se acercaron a saludarme en el Paraíso del Desierto. A ellas les aseguro desde aquí y ahora, que nuestra conversación que quedó sin tramitarse, los helados de Chepo que me vine sin probar y la lamentable omisión de visitar las Dunas de Bilbao o siquiera conocer el lecho del Nazas porque mi amigo Kino, sabiendo que no era mozuela, se negó a llevarme río; resultan magníficas razones para volver por allá.
Menos mal que entre Torreón y el regreso a esta ciudad enrarecida por la incertidumbre, me esperaba otro intersticio luminoso: una fiesta rumbera y jarocha que con motivo de su setenta aniversario y la recién obtenida licenciatura en psicología, una madurita amiga mía celebró rodeada de sus amigos bailando La Bamba con un joven y guapo pretendiente.
Hoy martes en esta ciudá de López Obrador, ya la vida es otra cosa. Atorados en el proceso demencial del jefe de Gobierno, los ciudadanos no sabemos ya ni para dónde hacernos.
Esperamos que quienes armaron esta trabazón que ha exacerbado los ánimos y polarizado a la sociedad, puedan destrabarla cuanto antes, porque si AMLO logra por fin que le pongan la corona del martirio ya no lo para nadie.
No hay que olvidar lo que dijo alguna vez Bernard Shaw “El martirio es la única manera mediante la cual, un hombre sin habilidad reconocida puede volverse famoso”.
Tanto así que todavía no lo martirizan y ya el chilango power le manifestó su simpatía a todo lo que da. Ahora sólo nos queda confiar en que una vez más, la Virgencita de Guadalupe venga al rescate.
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