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Cientos de Laguneros oran por Juan Pablo II

FABIOLA PÉREZ-CANEDO HERRERA

Diversas Iglesias de la localidad ofrecen sacrificios por el "Papa viajero".

TORREÓN, COAH.- Al enterarse de las complicaciones en la salud de Juan Pablo II, cientos de católicos acudieron a las diversas Iglesias de la localidad para ofrecer sus oraciones y sacrificios por el bienestar del Papa “viajero”.

La noticia conmovió a los fieles e incluso a los no tan creyentes, que se dieron cita en los templos para rezar por la salud de Karol Woityla. Algunas personas no podían contener las lágrimas y escondían la mirada del resto de los feligreses, que dirigían sus canciones y rezos a “que sea lo que Dios quiera”.

María Guadalupe Salas, quien tiene 45 años y es ama de casa, refiere que veía una telenovela cuando se enteró de la noticia. Apagó la televisión, prendió una veladora blanca que le había quedado de Navidad y dirigió una oración por el alma del hombre extraordinario.

“Me vine a la Iglesia a rezar un poquito cuando supe que la salud del Santo Padre había empeorado”, manifiesta la señora, quien acudió al templo en compañía de su hijo de cinco años, “está en manos de Dios ahora, si vive o muere, sólo el Señor lo decidirá”.

Luego de que algunos noticieros confirmaran la noticia de que el Papa había muerto, se observó en las Iglesias de Torreón ancianas que, de rodillas, rezaban porque Karol Woityla encontrara el camino que le lleve a Dios.

“Era un hombre Santo, de eso no hay duda”, dice Blanca Gutiérrez, quien tiene 68 años y acudió a orar con dos de sus nietos más pequeños, “espero que encuentre la paz que tanto buscó, que la encuentre en el cielo”.

Elizabeth Gómez, quien es estudiante y tiene 24 años, confiesa que generalmente no asiste a misa, pero “es un hombre extraordinario, le reconozco todo lo que ha hecho buscando lo mejor para los más necesitados y aunque no sea tan católica, sé que tengo que estar aquí”.

En las Iglesias se encontraban personas en silla de ruedas, jóvenes con muletas, ancianos que apenas podían caminar y se ayudaban de un bastón viejo y gastado, niñas pequeñas de la mano de sus madres, personas de estratos sociales distintos se tomaban la mano y rezaban un Padre Nuestro por el Pontífice.

“Nos queda el mensaje de paz que siempre quiso llevar a todo el mundo, siempre fue su deseo”, explica Nohemí Ayala, quien tiene 19 años y es estudiante, “nos queda esperar que el próximo Papa sea tan bueno como fue Juan Pablo II, que también sea un hombre santo”.

Después de que el Vaticano desmintiera la muerte del Obispo de Roma, las ancianas que estaban arrodilladas se levantaron y continuaron sus rezos sentadas, en silencio, pidiendo porque se hiciera la voluntad de Dios y el Papa le acompañara pronto, para que dejara de sufrir en agonía.

Daniela Ortiz, de 60 años, agrega que “es egoísta pedir que siga vivo, pedimos mejor porque se haga la voluntad del Creador, que lo lleve a su lado y que nos deje a nosotros, los católicos, en buenas manos”.

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