EFE
ISLAMABAD, PAKISTÁN.- Al menos 38 mil personas murieron por el fuerte terremoto que sacudió Pakistán hace una semana, informó ayer el portavoz de las Fuerzas Armadas paquistaníes, general Shaukat Sultan.
El general Sultan precisó a la cadena “GEO TV” que resultaron heridas otras 62 mil personas. Hasta ahora, las cifras oficiales señalaban que los fallecidos por esa catástrofe eran 25 mil, aunque el Gobierno temía que llegara hasta cerca de 40 mil.
Unas mil 400 personas fallecieron en la India y otras tres murieron en Afganistán por el terremoto de 7.6 grados en la escala de Richter, que se produjo el pasado sábado.
El presidente del país, general Pervez Musharraf, admitió ayer en la ciudad de Rawalpindi que el alcance de la tragedia se conocerá a medida que se llegue a las áreas más remotas.
Hasta el momento, el régimen paquistaní ha achacado al mal estado de las carreteras y a los corrimientos de tierra las dificultades a la hora de asistir a los damnificados, pero lo cierto es que en muchos lugares de la Cachemira paquistaní no existen carreteras y el acceso a muchas poblaciones es sólo posible a pie a través de la montaña.
Sólo en el valle de Arya, una de esas zonas remotas, se cree que puede haber más de 19 mil víctimas, entre muertos y heridos, estos últimos asistidos únicamente por dos contingentes médicos internacionales.
SIN AYUDA
La aldea de Chanook domina el valle de Arya, en la Cachemira paquistaní desde una altura cercana a los dos mil metros. Para acceder a ella, la única opción es caminar durante una hora por una senda empedrada que gira sin cesar a lo largo de una escarpada pendiente poblada de pinos.
De sus cerca de 350 habitantes, 160 de ellos perecieron aplastados en sus casas de adobe y piedra a causa del terremoto.
“Nadie ha llegado a socorrernos ni el Ejército paquistaní, ni los extranjeros. La gente sacó con sus manos a los muertos y los enterró cerca de sus casas”, explicó Yacub Ishaq, un pastor que vive en una choza.
Ishaq caminó ayer 50 minutos con la rodilla dañada a través de la montaña para recibir asistencia médica en el campamento que la Agencia Española de Cooperación Internacional instaló en una base militar de Arya.