SUN-AEE / EL PAÍS
MUZAFFARABAD, PAKISTÁN.- El cese de las intensas lluvias permitió ayer que los helicópteros reanudaran los vuelos con ayuda en la zona devastada por el terremoto en Pakistán, pero nuevos deslizamientos de lodo obstruyeron las acciones para llevar asistencia por carretera, y las autoridades estimaron el número de muertos en 54 mil.
El Gobierno local de Cachemira Libre -como se llama en Pakistán a la parte que controla de esa región que se disputa con India- aseguró que 54 mil cachemires han muerto en la tragedia. Si a éstos añadimos otros 14 mil en NWFP, los muertos se acercarían a los 70 mil.
El Gobierno central y la Media Luna Roja, sin embargo, mantienen en 39 mil el número de víctimas mortales. Pero todos advierten, incluida la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que como no se levanten con urgencia campamentos para acoger a los dos millones de personas que se han quedado sin casa, la catástrofe no habrá hecho más que empezar.
En Islamabad, mientras tanto, prosiguen las labores de desescombro de la torre Margala, el edificio de diez plantas que se desplomó por el seísmo y en el que desapareció un español.
Ayer se recuperaron otros cuatro cadáveres, pero los restos de Enrique Lafarge siguen sin aparecer, al igual que los de la esposa y los tres hijos de un diplomático sueco.
El Ejército paquistaní se ha hecho cargo de la búsqueda de los 15 cuerpos que aún permanecen desaparecidos desde que el equipo británico que dirigió el rescate se marchó el sábado ante la evidencia de falta de vida.
En total 16 personas fueron rescatadas vivas y 60 muertas.
Dos réplicas intensas estremecieron la región la madrugada de ayer, incluida una con una magnitud de 4.5 grados. Sin embargo, no surgieron reportes inmediatos de daños.
Han ocurrido cientos de réplicas, y los expertos señalan que éstas podrían continuar por meses.