SUN-AEE
MANILA, FILIPINAS.- Tres atentados con bomba causaron el lunes por la noche al menos 12 muertos y 140 heridos en diversas ciudades de Filipinas, según reportes policiales y militares filipinos.
Un portavoz del grupo rebelde Abu Sayyaf, vinculado con Al Qaeda, se adjudicó la responsabilidad de los tres ataques. El jefe de la policía nacional, Edgar Aglipay, ordenó a su fuerza, constituida por 114 mil agentes, que acreciente las medidas de seguridad en instalaciones vitales y en sitios públicos a nivel nacional, para evitar nuevos ataques.
La primera bomba detonó frente a un centro comercial de la ciudad de General Santos, en la isla Mindanao, unos mil kilómetros al sur de Manila, informó el superintendente Willie Dangane.
El funcionario de policía dijo que el atentado causó cinco muertos y al menos 42 heridos. La bomba estaba colocada dentro de un triciclo en el estacionamiento del centro comercial, agregó.
Un niño de 12 años murió y ocho personas más resultaron heridas cuando una bomba explotó en una terminal de autobuses en la ciudad vecina de Davao, casi en forma simultánea.
Según el alcalde de Davao, Rodrigo Duterte, una segunda bomba fue encontrada en la terminal, pero la policía logró detonarla de forma controlada.
Más de una hora después, una fuerte explosión voló por los aires un autobús de pasajeros mientras circulaba por la carretera principal de EDSA, cerca del distrito financiero de Makati, en Manila. La bomba mató a seis personas e hirió a otras 94, dijo la policía. La presidenta Gloria Macapagal Arroyo visitó el sitio.
“Pueden atribuir” los atentados “a nuestro grupo”, dijo Abu Solaiman, un dirigente de Abu Sayaf, en una llamada telefónica a DZBB, una radio local, 20 minutos después de las explosiones. “Este es nuestro regalo de San Valentín para ella”, dijo Solaiman en referencia a la presidenta filipina, quien por su parte llamó a la población a mantenerse alerta, pero sin dejarse amedrentar por unos “atentados detestables”.
“Estos son actos de terrorismo despreciables y pedimos a la gente que se prepare contra estos ataques a nuestra libertad y seguridad”, dijo el portavoz de Arroyo, Ignacio Bunye. “No debemos ser intimidados pero debemos estar alertas”.
Solaiman dijo que los ataques eran “nuestra respuesta a las atrocidades cometidas por el gobierno filipino contra musulmanes en todas partes”.
Las autoridades habían expresado su preocupación sobre la posibilidad de ataques terroristas luego que el Ejército lanzó una ofensiva en la isla de Jolo contra militantes que recientemente lucharon con soldados en la región. En enfrentamientos subsiguientes, murieron por lo menos 60 personas.
El último ataque importante en Manila ocurrió en diciembre de 2000, cuando 22 personas murieron por explosiones casi simultáneas en lugares públicos en un día feriado.