El Siglo de Torreón
Torreón, Coah.- Hay un proceso llamado ?ingeniería inversa?, que consiste en desarmar un aparato o programa ya existente, para analizar sus partes y funcionamiento. El objetivo es entenderlo para copiarlo o mejorarlo. Este proceso ha sido usado por los japoneses y ahora los chinos en sus respectivos booms económicos. Puede que sea tramposo, es cierto, pero efectivo. Y no sé por qué, me parece que en la práctica debe ser sumamente divertido.
Tenemos hoy en pantalla dos claros ejemplos de ingeniería inversa: La Venganza de los Sith y Batman Inicia. Ambas se dedican a desmantelar dos historias conocidas para rearmarlas ante nuestros ojos. En ambos casos, el talento con que los ingenieros realizan el proceso provoca asombro y placer por la creatividad con que recorren un camino nuevo para llegar a una meta conocida. Pero la fortaleza de Star Wars reside en que se trata de una experiencia puramente cinematográfica, que no le debe a nadie más que a sí misma. La debilidad de Batman está en su origen, en su lucha por satisfacer al cómic y al celuloide.
Caminaré con cuidado porque los lectores y coleccionistas de cómics son apasionados y feroces. La primera dificultad de trasladar una historieta al cine es superar la estructura serial y adaptarla a un tiempo limitado con narraciones autocontenidas. Las historias del cine nacen y mueren en un par de horas. Las de los cómics pretenden vivir para siempre. En su esencia, el cómic se parece más a los seriales (un género que en el cine se extinguió), a las series de televisión, a las telenovelas, o peor aún, a la vida real.
Batman es uno de los cómics más venerables, y por lo que he visto y leído, Batman Inicia es la cinta que por fin le hace justicia. Yo no sabría decirlo. Nunca las coleccioné, ni recuerdo con claridad las historietas del hombre murciélago. Lo que recuerdo perfectamente es la serie de televisión que se hizo en los sesenta, y que a su manera se ganó el reconocimiento y su lugar en la posteridad, gracias su estilo desenfadado y ridículo. Ese fue mi primer Batman y casi único punto de comparación para lo que habría de venir, así que el caballero de la noche tenía todo por ganar.
En 1989 llegó el Batman de Tim Burton, todo diseño y estilo, donde la visión personal del director se impuso a la tradición del personaje. Éste era un Batman oscuro y de psique impenetrable, habitante de una Ciudad Gótica de edificios y monumentos imposibles, reminicentes de un facismo pasado o por venir. La cinta de Burton se convirtió en referencia para muchas cosas, propias y ajenas al murciélago. Liberó a guionistas y directores para interpretar los cómics, y sólo respetó una regla: inyectarle la mayor cantidad posible de dólares al humilde medio de origen. Luego de la primera, las demás entregas degeneraron en payasada vil, pero el trabajo de Burton perdura. Quizá no fue lo mejor que le pudo pasar a Batman, pero sí al cine.
Ahora Batman Inicia se aproxima al mito de un modo más formal, e incorpora algo que no habíamos visto en las anteriores: la solemnidad. Esta seriedad forzada sin duda fascinará a los seguidores del cómic, pero no parece del todo congruente con la figura del personaje. No olvidemos que hablamos de un loco que viste un traje negro con cuernitos y capa.
Chistopher Nolan, director también de la inolvidable Memento, hace una explicación meticulosa del origen de cada fobia y cada accesorio del superhéroe. Nos muestra a detalle cómo se fue armando el traje de Batman que, como los vestidos de novia, lleva cosas prestadas, usadas y nuevas. Se trata de un proceso muy divertido que constantemente nos lleva a exclamar: ?aja? con razón esto, o lo otro?. En todo momento sentimos que nos lleva de la mano un director hábil e inteligente, en un paseo muy racionalmente planeado? hasta el último acto, cuando nos topamos con el ineludible plan para dominar al mundo.
No hay seriedad que aguante un villano con plan para dominar el mundo. Cualquier intento de racionalidad se desmorona al empezar a construir con tornillos zafados. Batman Inicia va muy bien mientras avanza entre policias corruptos y jefes mafiosos, o sea, un mundo que reconocemos perfectamente. Pero para incorporar un super villano con planes super elaborados se requiere de exhuberancia y grandilocuencia que compense lo implausible. Se requiere de un tono juguetón que Nolan no acierta o no quiere adoptar al final de la cinta.
Con todo y eso, Batman Inicia es un espectáculo muy disfrutable y hasta impresionante. No sé que siga para el encapuchado. Las siguientes entregas (que seguramente las habrá), si mantienen el tono, tendrán que luchar por poner en el diván a lunáticos desenfrenados como el Guasón y el Acertijo, con su todo y sus inimaginables traumas infantiles. No creo que el psicoanálisis serio sea el camino para ellos, por el contrario, pienso que sería su fin. Ya hemos visto lo que un director genial y uno que promete mucho pueden hacer con el murcielago. Que me perdonen los lectores de historietas, pero quizá es Batman el que no dá para más.
3 estrellas de 5.
Director: Christopher Nolan.
Guión: Christopher Nolan y David S. Goyer.
Productores: Larry J. Franco, Charles Roven y Emma Thomas.
Fotografía: Wally Pfister.
Actores: Christian Bale, Michael Caine, Morgan Freeman, Liam Neeson, Gary Oldman, Ken Watanabe, Cillian Murphy.