Crítica 3 ½ estrellas de 5
Por Max Rivera II
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Hay que reconocer que se requiere valor para hacer una cinta en la que el personaje principal es un abusador de niños. En otras, como Príncipe de las Mareas o Río Místico, los personajes han sido víctimas del abuso por parte de criminales monstruosos, que es la manera segura de tocar el tema. En Crimen Inconfesable Kevin Bacon y la directora Nicole Kassel se echan a cuestas el difícil paquete de mostrar la pedofilia desde el lado del victimario, tratando de entender sus motivos.
Seguramente estamos de acuerdo en que el abuso sexual infantil un tema que no acepta más posturas que la absoluta condena. Forzar a un menor a tener contacto físico inapropiado es uno de los más repugnantes abusos de poder imaginables. Que la mayor incidencia de casos se presente con familiares o conocidos de los niños, añade vileza al acto de por sí despreciable, por el uso perverso de las figuras de autoridad y confianza que apenas se van formando en la mente de la víctima.
Pero por otro lado, la mayoría de estos delitos son cometidos por gente como usted y como yo, a quienes la sociedad confiere autoridad sobre los niños. Hombres y mujeres de apariencia normal, no deformes babeantes, ni cantantes excéntricos con abogados caros.
Pasado el primer bochorno de indignación, y si estamos de un humor conciliatorio, podemos pensar que muchos de los abusadores son enfermos, cuya inteligencia ha perdido filtros de prudencia y sólo se concentra en ejecutar los engaños elementales necesarios para engatusar al ingenuo y al inocente. Enfermos que perdieron la capacidad de sepultar al deseo prohibido y se rinden a la bestia incontrolable que les tironea el vientre.
Ese es el enfoque que escogió Kassel para la cinta, porque si el héroe (o antihéroe) es un pedófilo, era la única aproximación posible. En Crimen Inconfesable, Kevin Bacon interpreta a un ex convicto en libertad condicional que lucha por reintegrarse al mundo. Consigue chamba en una maderería, único lugar al que asiste además de su casa y las obligatorias consultas con el psicólogo. El tipo se mantiene distante de los demás trabajadores y casi a regañadientes acepta los avances de una impetuosa compañera. Las cosas parecen irle bien.
Sin embargo su secreto no permanecerá oculto mucho tiempo, gracias a la nueva política del gobierno estadounidense, que permite la exhibición en Internet de los expedientes de los delincuentes sexuales. Las diferentes formas en que su novia, sus compañeros, la policía y su familia van reaccionando, representan un abanico muy completo de las actitudes que se pueden tomar ante una amenaza incomprensible, encarnada en un individuo que pareciera inofensivo.
La cinta no comete el error de ponerse incondicionalmente del lado del pedófilo. Nos muestra en repetidas ocasiones que el tipo no fue mágicamente curado por el encierro, sino que debe luchar a diario para contener a sus demonios. En particular la escena en la banca de un parque, donde una charla aparentemente amigable con una niña va tomando tintes cada vez más siniestros, nos muestra lo escalofriantemente fácil que es la recaída.
Bacon brinda una actuación memorable, contenida y sin aspavientos melodramáticos. Vale la pena ver la película, dándole oportunidad a que su desarrollo pausado y sombrío nos muestre el doloroso esfuerzo del pedófilo por integrarse a la torcida fila que llamamos normalidad sexual. Esta fila también culebrea por caminos extraños y oscuros, que sólo piden como requisito indispensable a sus caminantes que sean adultos que consienten entre sí.
Es difícil responder a un llamado a la tolerancia hacia los abusadores de menores. Sólo el pensar que nuestro hijo o hija fueran sujetos de sus perversiones, hace bullir los instintos asesinos. Pero la perspectiva cambia si imaginamos a nuestro hijo no como víctima, sino como victimario.
Hemos visto la cara más terrible de la furia y la intolerancia hace casi un año en Tlahuac. Recordemos que el linchamiento de los tres policías inició por la sospecha de que se trataba de plagiadores de niños. No sé usted, pero a mí me es más fácil imaginarme entre la turba vengativa que en el lado de la comprensión. Me cuesta trabajo ponerme junto al hombre que quería que pusiéramos la otra mejilla. El héroe del perdón imposible, que bien pudo haber dicho ?dejad que los niños? y los que abusan de los niños, se acerquen a mí?.
-Directora: Nicole Kassell.
-Guión: Nicole Kassell y Steven Fechter, basado en la obra teatral de este último.
-Música: Nathan Larson.
-Actores: Kevin Bacon, Kyra Sedgwick, Mos Def, Benjamin Bratt.