Por Fernando Santoyo Tello
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Creo que hay tres principales factores que crean la dificultad en realizar una película basada en libros, sobre todo si éstos fueron un éxito: el primero es, naturalmente, la expectativa del lector y la imagen mental que se había hecho sobre los personajes, eventos y lugares narrados en la novela; el segundo, más delicado, incluye la información sobre la trama que los cineastas necesariamente tienen que omitir para reducir la duración de la película a niveles comercialmente aceptables; y el tercero, relacionado con el segundo, es el modo en que el escritor cuenta la historia, la estructura narrativa que escoge; este último es el elemento de un libro que más difícil es traducir al cine, y la razón por la que tantas adaptaciones al cine de novelas exitosas fallan tan estruendosamente.
En el caso del fenómeno literario y cinematográfico de Harry Potter estos factores se multiplican por la inusitada popularidad de los libros escritos por J. K. Rowling; es por eso que el guionista Steve Kloves, y los tres directores; Chris Columbus, Alfonso Cuarón y ahora Mike Newell, que se han encargado de las cuatro cintas filmadas hasta el momento, tienen un gran mérito, ya que en general todas las adaptaciones han sido satisfactorias.
Aunque las publicaciones literarias del niño mago ya gozaban de muchos fans en todo el mundo, las versiones cinematográficas vinieron a reforzar e impulsar a la historia, convirtiéndolo así no sólo en un fenómeno de la literatura sino en uno cinematográfico.
Fue de esta manera que La Piedra Filosofal (2001), primer volumen de la historia, se convirtió en un tremendo fenómeno en la taquilla mundial, atrayendo a miles de niños y jóvenes a las salas para presenciar el nacimiento de la mágica historia.
Al año siguiente La Cámara de los Secretos (2002) superó tanto en taquilla como en crítica a su antecesora. En la tercera parte la historia se volvió más madura e inteligente, el responsable de eso fue el director mexicano, Alfonso Cuarón (2004), quien le imprimió un nivel más maduro a la historia, de esa manera se inició una de las franquicias del cine que más pueden llegar a perdurar y redituar en el futuro.
En esta ocasión Harry Potter y el Cáliz de Fuego es una cinta entretenida, técnicamente pulida y con suficiente vida como para hacernos pasar un largo rato suficientemente agradable.
Ahora la dirección corre a cargo del veterano Mike Newell, quien se había destacado por dirigir películas más maduras como: Cuatro Bodas y un Funeral (1994) y no tanto filmes infantiles como éste, lo que sin duda influenció a que la trama sea mucho más oscura y seria que las predecesoras, y es que la historia lo ameritaba ya que el libro es sin duda uno de los mejores de la serie y también uno de los más oscuros. Así como en la vida, en el universo de Harry Potter también existe una maduración palpable.
La trama de la película sigue tres historias interconectadas: el resurgimiento de los discípulos de Lord Voldemort (Ralph Fiennes, demostrando que actores de gran calidad como él o Gary Oldman se han interesado en la saga del niño mago); una competencia entre tres magos (o en este caso, cuatro) representantes de las principales escuelas de magia de Europa; y los vaivenes emocionales y románticos de los tres protagonistas, enfrentándose a algo que ni la magia puede resolver: la adolescencia.
Y es esta última sub-trama la que más distingue a esta secuela, aunque frecuentemente debe interrumpirse para dejar paso a los otros arcos narrativos. No obstante, a pesar de que en la cinta abundan complejas e impresionantes escenas de acción y efectos especiales, lo más llamativo y diferente resultan ser los pequeños momentos íntimos, donde vemos el desarrollo emocional de los personajes.
Hogwarts no es más la escuelita-castillo; hay un cambio radical, se ha transformado en un sitio más interesante, con nuevos ángulos, locaciones, pendientes, lagos, explanadas y túneles; sin embargo es también un sitio mucho más oscuro; aún en los días soleados, las nubes opacan el cielo inglés.
En conclusión la oscuridad no es sólo para el paisaje; los diálogos se han vuelto más duros, las rivalidades más intensas, los personajes más siniestros, la atmósfera más mística. La franquicia de Harry Potter se ha convertido en una historia más madura y ya no tan infantil, aunque seguirá encantando a los más pequeños, sin duda ahora también atrapara a los más grandes.
Título original: Harry Potter and the Goblet of Fire.
Elenco: Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Brendan Gleeson, Robbie Coltrane, Michael Gambon, Alan Rickman, Ralph Fiennes.
Director: Mike Newell.
Calificación: ****
En dos palabras: mágica y oscura.
Mínimo * Máximo*****