3 estrellas de 5
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- El tema de La Joya de la Familia, al menos durante el inicio de la cinta, es cómo las primeras impresiones que tenemos de alguien suelen ser totalmente erróneas (a lo que añado que las segundas impresiones son siempre certeras). Sarah Jessica Parker interpreta a una ejecutiva relamida que va a pasar navidad con la relajada familia de su novio. Todos los miembros de la familia la rechazan, aunque la mayoría tiene los modales para no demostrárselo. Lo que les molesta es lo tiesa, pretenciosa y aburrida que aparenta ser.
En el desarrollo de la película descubriremos, por supuesto, que ella no es lo que aparenta, sino un ser humano frágil, inseguro y amoroso, como toda la familia, como usted y yo. Nada nuevo.
O casi. La trama que le relaté bien pude extraerla sólo de los cortos de la cinta. Cuando los exhibieron, anoté de inmediato La Joya de la Familia entre las películas navideñas que no veré. La impresión que tuve, errónea claro, fue de un churro de familia disfuncional que gracias a la magia de la navidad redescubre su amor y sus bonitos valores. Algo odioso, de veras. En los cortos hasta sale la señora Parker cantando y bailando un éxito setentero, escena obligada de tantas películas de cuyo nombre no quiero acordarme.
Lo que no se ve en los cortos es que Sarah Jessica, cuando baila y canta, está borracha, en una cantinucha, luego de casi haber tenido una crisis nerviosa y acompañada de su cuñado calenturiento. Como esta, muchas de las cosas que vimos en los cortos están fuera de contexto.
Por esta ocasión, para variar, se trata de un grupo familiar bien integrado y funcional, que resiente la llegada de la extraña, no por ser excluyentes, sino porque en verdad se trata de un elemento que no encaja y resultaría perjudicial para el hijo. La familia, y sobretodo la madre, aunque suene imposible, saben mejor que es lo que le conviene a uno de sus miembros. Quite esa carta de incredulidad. No hace falta que revise la ficha técnica, es una producción norteamericana.
Son muchos los elementos que hacen de La Joya de la Familia un buen pasatiempo. Hay risas, llantos y oportunidad para hacer reflexiones sencillas y ligeras sobre la unidad, la química amorosa, la presión del grupo, las parejas homosexuales e interraciales (uno de los hijos es gay y su pareja es negro), la muerte y más que nada, la maternidad.
Entra al quite Diane Keaton. Con la misma facilidad con que respira, la señora Keaton da con su interpretación el centro y peso moral que la familia necesita para girar. La madre es una mujer fuerte que conoce a los hijos mejor que ellos mismos, y mantiene el cordón umbilical laxo, para que cuando así se requiera, el tirón se sienta más fuerte.
Rápida digresión. Sin meterme en honduras y aclarando que apoyo el derecho que tienen todos los adultos responsables de criar un hijo, encuentro una posible falla en la idea de las parejas de homosexuales varones que adoptan niños o niñas: dudo que los hombres, por muy en contacto que estemos con nuestro lado femenino, tengamos esa habilidad retorcida que tienen la madres profesionales para pedir sin pedir, mandar sin mandar y exigir sin exigir.
Su madre, si aún tiene la dicha de tenerla, seguro hace y dice muchas cosas que usted desaprueba. Puede parecerle de mentalidad anacrónica o prejuiciosa. Puede tener incongruencias flagrantes en su carácter. Podrá ser ignorante en muchas cosas y tener fallas en su educación. Pero pese a todo y antes que nada, su madre es una especialista, una autoridad indiscutible en el tema que más le importa a usted: usted. Y como duele acudir a ella una y otra vez a recibir el abrazo que dice ?te lo dije? sin decirlo, a tolerar su insoportable costumbre de tener siempre la razón.
Disculpe si hago sonar esto como diez de mayo, cuando es navidad. La Joya de la Familia es una buena cinta, pero no es la cinta navideña que estoy esperando. Tengo Días de Radio, que es mi película perfecta de año nuevo. La corona navideña se mantiene en poder de Hechizo del Tiempo, que es una cinta perfecta en todos los sentidos, pero no ocurre en navidad. Sigo esperando una buena adaptación reciente del insuperable Cuento de Navidad de Dickens. Y posiblemente no lo ha visto, pero no hay mejor corto navideño que el episodio de Twlight Zone ?Nigth of the Meek? de 1960.
Richard Attenbourgh dirigió la bella película ?Shadowlands?, sobre el escritor inglés C.S. Lewis, autor de la serie de Narnia. En una escena, un cura felicita al escritor por dar asilo a una viuda norteamericana y a su hijo. De eso se trata la navidad, le dice, la madre, el hijo, la pobreza. No piense en la pobreza moral, la pobreza espiritual o bla, bla, bla. Se refiere a la pobreza de nacer en un pesebre y no tener en que caerse muerto. Desconfíe de toda película navideña que no hable de la pobreza. Desconfíe de todo aquel que cena abundantemente en nochebuena sin sentir algo de culpa.
