El clopidogrel, un anticoagulante, ha demostrado ser efectivo contra los ataques cardiacos .
Orlando (EU), (EFE).- El anticoagulante clopidogrel, sumado a la aspirina, puede salvar muchas vidas e impedir miles de ataques al corazón y apoplejías, aseguró un estudio presentado ante la conferencia anual del Colegio Americano de Cardiología.
Además, el informe señaló que el bloqueador beta metoprolol, utilizado en tratamientos de emergencia por ataques cardiacos, reduce el riesgo de recaídas o de fibrilación ventricular.
Ambas conclusiones derivan de un estudio llevado a cabo durante cinco años con 45,852 pacientes en China por investigadores chinos y británicos.
Según Zhengming Chen, de la Unidad de Pruebas Clínicas (CTSU), de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, agregar 75 mg de clopidrogrel a la aspirina redujo el riesgo relativo de muerte en un hospital en un 7 por ciento.
Por otra parte, las posibilidades de riesgo de muerte por un nuevo ataque al corazón o una apoplejía se redujeron en un 10 por ciento sin un aumento importante de los derrames.
El informe indicó que estos beneficios se sumaron a los que proporciona un tratamiento normal, y fueron evidentes en pacientes de edad más avanzada.
El investigador señaló que esto significa que, en términos generales, agregar clopidogrel a una terapia beneficia a uno de cada 100 pacientes.
Añadió que si por cada millón de personas que sufren un ataque al corazón se aplicara el tratamiento con clopidogrel, se salvarían unas 5,000 vidas y se neutralizaría la amenaza de un número similar de ataques o apoplejías.
Si se considera que cada año ocurren 10 millones de ataques al corazón en el mundo, las conclusiones de este estudio deberían constituir una importante contribución en los esfuerzos por salvar vidas, dijeron los científicos.
Rory Collins, miembro del grupo de CTSU, informó ante la conferencia de que el uso de dosis de 5 mg de metroprolol por vía intravenosa durante un ataque cardiaco, seguido de 200 mg diarios de dosis oral en el hospital, redujo el riesgo de nuevos ataques y de fibrilación ventricular entre un 15 y un 20 por ciento.
Sin embargo, admitió que este beneficio se ve aminorado por un aumento en el riesgo relativo de "shock" cardiaco, principalmente durante el primer día de tratamiento.
