La descomposición política que guarda el estado trae consigo un desbalago de toda índole, un estado de obras y beneficios sólo de papel, propaganda y demagogia, sumido en el rezago educativo, de salud y de todos los servicios, el caso es que el dinero que se utilizó en obras y otros servicios es mucho y éstas no se ven ni con microscopio.
A las diferentes dependencias del Gobierno Estatal no les tiembla la mano en cuanto al despilfarro en acciones proselitistas, las ansias de gastar lana les gana a nuestra bien pagada clase política y desde luego dinero que no es de ellos, sobre todo a la tonta cultura que adquieren nuestros políticos al autopromoverse en su entorno, que no es otro más que el mundo de los cínicos.
Enrique Martínez y Martínez, gobernador del estado y Javier Guerrero, secretario de Finanzas de Coahuila dicen que el excederse en los gastos sobre el presupuesto con la cantidad de 500 millones de pesos, es nada y que en su momento está listo Javier Guerrero para aclarar al Congreso Local el porqué se ejercieron esos 500 millones de pesos de más, sólo en el año de 2003.
Como es sabido por todos: entre los indios no se valen los flechazos y entre gitanos no es válido adivinar la suerte; esto quedará aclarado por y para el Congreso que al final de cuentas la lana tampoco es de ellos (aunque la lana de las y los borregos es otra), es de Juan Pueblo, lo mismo pasó en el ejercicio fiscal del año 2004, 2002 y 2001 (desde luego aprobados) que como en los pronósticos: “más lo que se acumule” y según datos suman más de 1,300 millones de pesillos y que como el Monje Loco “nadie sabe, nadie supo”, sin embargo los encargados de Hacienda y de la Contaduría Mayor de esa dependencia Ricardo Álvarez G. y recuas que le acompañan, harán que las cuentas cuadren y en un momento dado el pueblo sufrido de Coahuila le salga debiendo a estos funcionarios.
No cabe duda que los administradores de la lana en Coahuila salieron centaveros y gastadores al por mayor, el despilfarro ya se dio y de nada vale la tan llevada y traída Ley de Acceso a la Transparencia si sólo es informativa, con acceso restringido y los ciudadanos comunes nada pueden hacer, sólo saber como en este caso, que su lana fue gastada en sepa la bola qué rubros, porque Coahuila sigue sumido en el juego electoral que parece ser y fue la prioridad en todo el sexenio de Martínez y Martínez.
El caso de María de los Ángeles Errizúris en la SEP que “ejerció” más de 300 millones y aún así Coahuila no levanta puntos en este renglón, Jorge Viesca Martínez secretario de Urbanismo y Obras Públicas (el de la magna obra del DVR en Torreón), se sobrepasó con casi 80 millones. Horacio del Bosque Dávila (que por cierto aún con un oscuro y largo expediente en la Policía Judicial de Nuevo León), sólo tomó alrededor de 20 millones de más para su secretaría de Desarrollo Social y Javier Guerrero en su función como secretario de Finazas se gastó de más unos 11 millones.
Raúl Sifuentes secretario de Gobierno ejerció unos 20 milloncitos de pesillos de más de lo programado en su gestión. Ignacio Diego Muñoz que ocupa la secretaría de Planeación y Desarrollo se fue con 100 millones más de los que le fueron autorizados y así en las demás secretarías.
Total, que si muchos ciudadanos andan asustados en Coahuila porque don Jorge Williamson en Monclova desvió alrededor de 80 millones, Marrufo en Francisco I. Madero no encuentra cómo amparar 12 millones y el doctor Felipe Medina de Matamoros tampoco puede comprobar 16 millones, pues he aquí un mensaje para los coahuilenses: no hay de qué preocuparse, ¿si sus superiores son centaveros qué se puede esperar de los de abajo, sobre todo en los rascuaches municipios? Sólo seguir en la práctica de la incultura centavera de los miles de funcionarios públicos que en su corrupción no niegan la cruz de su parroquia, partido que los ampara y con el cinismo característico de estos personajes apelarán a su impunidad, sobre todo en este el último año de gestión y con la cultura de rapiña que aún existe entre muchos de los funcionarios, pues no es de extrañar que las arcas sigan flacas.
Queda una vez más demostrado que el sistema praxis es irrealizable, sobre todo para la sociedad que clama un poco de servicios públicos en Salud, en Educación, y Seguridad.
Y el tan esperado impulso al empleo que no se da y utópicamente sus dependencias gastan a manos llenas, promoviéndose para que el siguiente camión (administración) no los deje y puedan ocupar un asiento y continuar en el viaje del país maravilloso que es vivir del dinero del pueblo.
Los pretextos y las excusas son y serán muchas para defender lo indefendible en el caso de la lana gastada (ejercida) en el presupuesto de 2001, 2002, 2003 y de 2004 por la administración coahuilense, sin embargo, una cosa debe quedar en claro aún con el acceso a la Ley de Transparencia y bajo protestas del pueblo (cosa que nunca sucederá en Coahuila), de ninguna manera nuestros bien pagados funcionarios devolverán el dinero convertido en obras o servicios al pueblo, que tal vez por noble y sin quererlo son los ciudadanos sus cómplices silenciosos de esas ratas de “cuello blanco” que pomposamente y amenazantes ahora algunos se pasean en los pósters con su sonrisa congelada pidiendo el voto para seguir exprimiendo la flaca y flácida teta presupuestal.
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