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Coahuila y sus Hombres / El final de la Reforma

Dr. Raúl Cuéllar Moreno

Capítulo 35

Recordando que los hombres se juzgan según su tiempo y su circunstancia, es bueno que hagamos aquí, un repaso de los acontecimientos nacionales que forzosamente dictaron el acontecer y la manera de pensar y actuar en los hombres de nuestro estado.

Habiendo derrotado a Santa Anna con su Plan de Ayutla (recordemos que todo movimiento en nuestro país seguía un ?plan?) el grupo encabezado por Álvarez y su gabinete: Melchor Ocampo, Benito Juárez, Guillermo Prieto e Ignacio Comonfort, fue electo como presidente de la República Comonfort, Presidente de la Suprema Corte Benito Juárez y Secretario de Hacienda Miguel Lerdo de Tejada, que en 1856 decreta las leyes de expropiación de los bienes de la iglesia.

El cinco de febrero de 1857 ese grupo se reúne y da a luz la Constitución política que regirá los destinos de nuestro país, no es del agrado de todos y el General Zuloaga y (el colmo del desorden) el mismo Presidente de la República, Comonfort, que quería otra constitución, se ?pronunciaron? en contra, siguiendo el ?Plan de Tacubaya? pero fracasaron y Comonfort fue a parar a Nueva York.

Como presidente de la Suprema Corte, Benito Juárez asumió la Presidencia de la República hasta que la muerte nos separe.

Pero el partido conservador inicia la lucha por el poder y Juárez tiene que huir, para regresar luego por Veracruz. Miramón que encabezaba al partido conservador, sabiendo que Veracruz es la plaza más fuerte de los liberales, compra dos buques de guerra en La Habana, el ?Duque de la Habana? y el ?Miramón?. Pero Juárez ya contaba con el apoyo moral y económico además de armas y hombres de los Estados Unidos, y de acuerdo con él, el Capitán Turner, con tres buques, acusándolos de piratas, los hace prisioneros y los lleva a puertos norteamericanos, sin importar la soberanía.

Miramón después de la batalla de Calpulalpan, entrega la presidencia a Berriozábal, Santos Degollado y Gómez Farías y después de vaciar las arcas nacionales, se embarca hacia Francia. En Antón Lizardo, los marines del Capitán Turner, mientras tanto, daban el tiro de gracia a los conservadores.

En pago al apoyo, Juárez ordenó que en su nombre y representación, el cuatro de abril de 1859, en Veracruz, se firmara el tratado Mc. Lane-Ocampo que el día cinco de abril, Juárez mismo lo firma certificándolo; en él, se acuerda que mediante el pago de una cantidad que después será fijada, se entregará la parte norte de California, que quedan autorizados los derechos de vía desde El Paso, Texas a Culiacán, de alguna parte del río Bravo a Mazatlán y a través del Itsmo de Tehuantepec, ¡a perpetuidad! Afortunadamente ya comenzaban los problemas internos de Estados Unidos que lo tomaron como expansionismo de los estados esclavistas del sur y lo hicieron efectivo sólo en parte; Dios protege a los inocentes.

En l861 Juárez entra triunfante a la Ciudad de México, expropia los bienes de la iglesia y los remata, en la operación nace una nueva estirpe de nuevos ricos, los políticos, que inician un pillaje oficial escandaloso; Linares cambia una rica hacienda expropiada, por un caballo que le gustó.

El país fue a la quiebra, suspendió los pagos de la deuda externa y ya sabemos la aventura de Maximiliano. El país se volvió a recuperar gracias a la doctrina Monroe y a las armas y a los artilleros norteamericanos.

En lo político, el gobierno férreo de Juárez, hizo del país una República Federal Laica, dictó leyes, decretos, modificaciones y enmiendas de la Constitución y le dio personalidad y dignidad al cargo de Presidente de la República. El 18 de julio de 1872, llegó la noticia, el presidente Benito Juárez había fallecido.

Miguel Lerdo de Tejada, por ley, ocupó la Presidencia, el eterno soltero, asediado por las damas de sociedad, al contrario de la austeridad del Presidente Juárez, le dio a la Presidencia cierto toque de elegancia y aire cortesano y con su guardia personal que llamó ?supremos poderes?, vivía su mundo de ensueños que le vino a echar a perder otro oaxaqueño, Porfirio Díaz. El gran General cuya vida es una eterna aventura digna de los innumerables libros que sobre ella se escriben.

Ya el indio zapoteco de raza pura, Benito Juárez, se había enfrentado a su otrora fiel general, el mestizo de español y mixteco, Porfirio Díaz, que aunque se había retirado a su hacienda La Noria a vivir con su primera esposa, su sobrina Delfina Ortega y sus hijos, se levantó contra Juárez por sus reelecciones, y derrotado hubo de permanecer oculto hasta que a su muerte, Lerdo de Tejada decretó amnistía general, y Díaz se fue a vivir a su fábrica de muebles La Candelaria; pero regresó a la política.

Mientras tanto Lerdo de Tejada cometía error tras error, corrió a los jesuitas y a las hermanas de la caridad muy queridos de la sociedad; siguió concentrando el poder en la capital mientras descuidaba los Estados, dio concesiones descabelladas a los constructores del ferrocarril y principalmente su error más grande, fue que por rendir culto a los políticos, alejó de sí al ejército.

El dueño de La Candelaria, en 1876, inicia el levantamiento basado en el Plan de Tuxtepec, es derrotado, escapa nuevamente a Estados Unidos, regresa entre mil aventuras, vuelve a levantarse, hasta que en Tecoac, cerca del volcán La Malinche, derrota a las fuerzas de Lerdo de Tejada que con un grupo de amigos saquea la tesorería (costumbre nacional) y se largó a Nueva York.

Después de vivir en este desorden, qué tipo de mentalidad, de conducta y de esperanza puede tener el ciudadano de Coahuila, al término de la reforma.

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