Capítulo 36
El Porfirismo es toda una época del país, 35 años, país al que ya se había integrado el Estado antes aislado y pobre, pero que por el empeño de sus hombres y el cambio de circunstancias, despertó.
Sin paz social no es posible el progreso y la paz sólo era posible mediante una dictadura, paternal o como quiera llamársele, pero dictadura; ningún país en la historia universal, ha progresado si no es con mano férrea, firme y con intención.
Porfirio Díaz, un militar con dotes de administrador, supo ser político y diplomático; como San Pablo, fue judío entre los judíos y griego entre los griegos, así reunió las diferentes corrientes políticas para lograr un consenso, la elevación moral, económica y social, siempre teniendo tensa la traílla de los políticos mismos.
En la historia de Europa, todos los países que progresaron, tuvieron en el rubro de la tesorería a un judío brillante; España desde los Emiratos Árabes y después los Reyes Católicos, Inglaterra recuerda a su Disraeli, así, Porfirio Díaz tuvo a Limantour.
En México no había capital, se trajo al americano, recordando siempre la codicia y la astucia del poderoso vecino; en una ocasión comentó: ?entre México y los Estados Unidos, el desierto...?; así se construyó el ferrocarril con capital extranjero, pero se construyó; se ampliaron grandemente las vías de comunicación, se incrementó y apoyó la minería y la agricultura; el petróleo fue descubierto por primera vez en México en abril de 1882 en Tuxpan, Veracruz y antes de un año ya estaba una compañía americana explotándolo; era una cuestión de inversionistas, Díaz era sagaz, práctico y oportunista y tenía a su lado a su genio, Limantour.
No toleraba oponentes, se recuerda que en Veracruz en 1879, el general Mier y Terán detuvo algunos hombres que se habían levantado en contra del presidente Díaz y envió un telegrama pidiendo órdenes, la respuesta fue lacónica, ?mátelos en caliente?; aunque se declaraba constitucionalista, si había que tomar decisiones, las tomaba y las leyes a los libros.
Su ejército, su orgullo, se hizo profesional y de primera línea; en el noreste terminó de una vez por todas con el problema de los indios nómadas y con la ayuda de los rurales, limpió de ladrones los caminos antes tan temidos pero ahora transitables.
Cuando murió Delfina Ortega, su primera esposa en 1880, permaneció viudo tres años y se casó con su maestra de inglés, Carmelita Romero de 19 años, él, de 50; educada en los mejores colegios de Estados Unidos. Moldeó al rudo militar con el pelo casi al rape, con otros modales, con otra conducta y con aspecto imperial; ella cambió al hombre y él cambió al país, pero, envejeció.
En Coahuila, durante esta época acontecieron cambios determinantes, un suceso principal, fue la llegada del ferrocarril en 1880; en 1883 llega el Ferrocarril Nacional Mexicano. El Ferrocarril Internacional Mexicano llega el dos de febrero a la ciudad Porfirio Díaz, San Juan de Allende, Sabinas, Monclova y Castaños, con tres ramales: minas de carbón de San Felipe, Monclova y Cuatrociénegas y Torreón, ésta, con un ramal a San Pedro de La Laguna. El Ferrocarril Central México-Ciudad Juárez, con un ramal a Sierra Mojada, luego se llamara Ferrocarriles Nacionales de México: La línea ferroviaria que uniría Concepción del Oro-Zacatecas-Saltillo finalmente llegó al final de año.
El mundo llegó a Coahuila en vagones de ferrocarril, comercio, industria, finanzas, diversiones, cultura usos y costumbres cambiaron, nunca más serían lo mismo.
Llegaron el telégrafo y el teléfono, en todas las villas y ciudades se hicieron plazas (que se llamaron todas, ?Dos de Abril?) que se adoquinaron.
En las ciudades principales se estrenó el alumbrado, se construyeron teatros, alamedas adornadas con fragantes arboledas y adornadas con hermosas fuentes con bancas de fierro y con música dos o tres veces por semana.
En 1891 durante la gubernatura de don Evaristo Madero se estrenó el alumbrado de Saltillo y el Teatro Zaragoza.
En la Villa de Torreón formado en su mayoría por inmigrantes, se hicieron calles anchas que se pavimentaron, se instaló luz eléctrica en 1888 y se inauguró una red telefónica con 16 suscriptores que aumentó al triple en dos años; se instaló también el servicio de tranvía eléctrico Torreón-Gómez-Lerdo y en 1907 fue promovida a Ciudad de Torreón por su progreso inusitado.
En 1886 durante el gobierno de José Ma. Garza Galán, Monclova estrena alumbrado y servicio telefónico, otro tanto ocurría con San Buenaventura y Cuatrociénegas.
Sabinas con la entrada del nuevo siglo y a poco más de dos décadas de su fundación, contaba ya con 6410 habitantes, se instaló el teléfono y tres años más tarde el telégrafo en 1906; dos médicos ingleses se establecieron, el Dr. Payne y el Dr. Gueit; los servicios de agua potable y alcantarillado se concesionaron a una sociedad anónima.
Piedras Negras durante el porfiriato, fue la ciudad que más se adornó.
El modernismo llegó y transformó todo. Nacieron las sociedades Mutualistas con objetivos de ayuda mutua, elevación moral y cultural de sus miembros, prohibiéndose tratar asuntos políticos y religiosos; este nacimiento fue en todas las ciudades principales de Coahuila.
Paralelamente, en 1874 nace el Casino de Saltillo, en 1910 el Casino de La Laguna en Torreón; era evidente el deseo de crear un ambiente de paz social y lograr el progreso.
El gobierno estatal emprendió la empresa más importante, la educación y la cultura; durante el gobierno de Evaristo Madero, el 11 de julio de 1867, se establece que la educación primaria es gratuita y obligatoria y a cargo de los ayuntamientos. El cuatro de noviembre de 1867 se inaugura el Ateneo Fuente, llamado así en honor al liberal coahuilense don Juan Antonio de La Fuente, durante la gubernatura de don Andrés S. Viesca, con la junta directiva compuesta por: Antonio Valdés Carrillo, Antonio García Carrillo, Miguel Gómez Cárdenas y Victoriano Cepeda.
Entre sus primeros alumnos figuraron: Tomás Berlanga, Jacobo M. Aguirre, Dionisio y Jesús García Fuentes, Jesús de Valle, Praxedis de La Peña, Francisco Narro, Miguel Gómez Cárdenas, Venustiano Carranza y posteriormente Artemio de Valle Arizpe.
El Colegio de San Juan, de los jesuitas, tuvo como alumno a Francisco I. Madero.
En 1894 se creó la Escuela Normal de Profesores bajo la dirección del antropólogo Luis A. Beauregard; el profesor Andrés Osuna lleva el primer grupo de maestros a los Estados Unidos a un período de estudios de actualización; en 1909 el gobernador Miguel Cárdenas, inauguró el flamante edificio de la Normal.