Debido a los malos hábitos alimenticios, la gastritis es un mal que cobra fuerza dentro de la población infantil, declara Marco Antonio Aguilar Martínez, director del Hospital Municipal del Niño, quien abunda que en promedio reciben entre diez y 15 niños a la semana con este padecimiento.
?Es una situación (la gastritis) que se está presentando más rutinariamente en los pequeños, esto va aunado al tipo de alimentación, tipo de vida que llevamos actualmente, el cual es más rápido y más energizante?, manifiesta.
La desnutrición producto de la pobreza también es un problema que puede derivar en este padecimiento, según comenta el entrevistado para luego añadir que los infantes de entre seis y 12 años de edad son los más afectados por esta enfermedad.
Lo anterior se deriva de la actividad escolar que desempeñan, es decir, tienen mas estrés. ?Los niños con el tipo de alimentación que tienen, con el tipo de estructura que llevan, podemos hablar de situaciones especiales sociales y económicas de la familia que tienden a alterar todo este tipo de situaciones?, señala.
Los productos que consumen los escolares dentro del plantel educativo contribuyen al deterioro de su salud, define el funcionario municipal.
?Toda la comida chatarra, las famosas papitas, los polvitos que cada día aumentan más y es parte de la mercadotecnia, parte de la evolución que tienen los niños en la ingesta de este tipo de alimentos?, dice.
Los médicos del hospital especializado en la atención infantil reciben con frecuencia casos de esta índole, pero en los últimos meses se ha notado un incremento en los males de tipo gastrointestinal secundarios a problemas de tipo gástrico.
Debido a las características de este padecimiento, los niños dejan de comer o bien vomitan; por lo tanto, ven afectado su crecimiento. ?La única recomendación es tratar de incrementar la alimentación de frutas, legumbres, carnes, todas preparadas dentro del hogar. Los problemas de tipo gástrico son curables y atendidos a tiempo no nos provocan ningún problema serio?, apunta.
Aguilar Martínez abunda que con el aumento de temperaturas también se disparan las enfermedades diarreicas en los menores de edad; por lo tanto, los padres de familia deben extremar precauciones. ?Se le hace un llamado a la comunidad de que tienen que hidratar a sus pequeños, traten de evitar la comida chatarra y, sobre todo, los alimentos callejeros?, indica.
Con la primavera, los padecimientos de las vías respiratorias quedan en segundo lugar y los problemas de tipo digestivo son la principal causa por la que los niños duranguenses acuden a consulta en este sanatorio, platica para luego agregar que las alergias del mismo modo son un mal frecuente en esta época del año.
PROBLEMÁTICA
La conjuntivitis alérgica se incrementa durante la primavera y el verano hasta en un 50 por ciento, debido a la liberación de polen y a causa del polvo y los cambios ambientales que se presentan en esta temporada. Afecta principalmente a tres de cada diez niños, quienes se quejan de intensa comezón, picor y enrojecimiento de ojos.
Conocida como conjuntivitis primaveral, es un mal que no se cura, sólo se controla, ya que esta inflamación de la conjuntiva se debe al contacto con los alergenos ambientales, informa José Luis Ahuja Navarro, director del Hospital General de Zona No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Afirma que su incidencia es mayor entre los niños debido a que es en estas edades cuando se está desarrollando el sistema inmunológico, etapa mucho más susceptible a los agentes ambientales, mientras que de la adolescencia en adelante el riesgo de padecerla disminuye. Otros síntomas son la sensación de cuerpos extraños en el ojo, lagrimeo y molestias ante la luz.
Alertó a la población a no recurrir a remedios caseros, como son los famosos ?lavados de ojos con té de manzanilla?, que es terriblemente agresivo para las estructuras oculares internas, y empeora la inflamación de la conjuntiva, debido a que eliminan la barrera natural de protección ocular. También, debe evitarse recurrir a la automedicación de gotas pues muchas de ellas contienen cortisona, sustancia peligrosa y con efectos adversos a la visión, ya que a la larga hacen más susceptibles al paciente a desarrollar glaucoma.
