Pareciera que el problema de la prostitución se ha convertido en un punto común entre los diferentes municipios de la Comarca Lagunera.
En Gómez Palacio el primer cuadro de la ciudad está lleno de “bares” que aprovechando la flexibilidad del reglamento, cambian de giro para poder ofrecer a sus clientes la presencia de mujeres que ejercen el oficio más antiguo del mundo. Esta situación ha generado molestia entre los vecinos del sector, quienes son testigos de pleitos y escenas de mal gusto en un lugar que concentra a un gran número de familias.
Algo similar ocurre en Torreón. Mientras en otras ciudades el centro es punto de reunión y orgullo, aquí es imposible que familias transiten por la noche, ya que las calles son tomadas por mujeres que ofrecen sus servicios. El problema no es nuevo y data desde el día que desapareciera la zona de tolerancia. A pesar de los esfuerzos de la actual administración por rescatar el Centro, esto aún no ha sido posible hacerlo del todo.
Pero sin duda el problema alcanza matices alarmantes en Francisco I. Madero, donde según denuncias de la Cámara de Comercio y de Organizaciones No Gubernamentales, las mujeres ejercen la prostitución sin control sanitario. El único requisito es el de pagar una cuota de sesenta pesos. Ante esta irregularidad el peligro de contraer una enfermedad es latente.
Esta denuncia fue presentada por la Canaco en una reunión sostenida en la Presidencia Municipal, a la cual no asistió el alcalde, José Luis Marrufo Álvarez. El motivo nadie lo conoce pero el tenor parece ser el mismo al de años anteriores: evadirse de los problemas y fingir que en Madero nada pasa.
Es necesario que las diferentes autoridades tomen cartas en el asunto. En el caso de Torreón y Gómez Palacio por rescatar la zona Centro, lugar donde habitan familias y por tradición debe ser punto de reunión.
En el caso de Madero el alcalde debe reconocer el problema y ejercer un control hasta ahora inexistente, antes que el problema se escape de las manos.