La sal es uno de los elementos necesarios en la alimentación en condiciones normales, pero si se ingiere en exceso puede causar problemas orgánicos, incluso irreversibles.
Además de ser demasiado rica en grasas, se sabe que en general nuestra dieta, contiene demasiada sal y peor todavía para los adictos a la misma, que sin probar los alimentos ya le están agregando un poco más. Al respecto, recuerdo que yo era de ese grupo de personas, todavía no me llevaba la primera cucharada de alimento a la boca, cuando ya le estaba poniendo más sal a las comidas. Así que cuando hice la residencia de anestesiología y posteriormente un postgrado en anestesiología cardiovascular, y después de ver los problemas derivados por el exceso en el consumo de sal, fue que decidí, primero ya no agregar más a los alimentos y después consumir solamente sustitutos de sal.
El consumo excesivo de sal, causa problemas a los riñones, nos hace retener líquidos y predispone a padecer enfermedades de los mismos. Además es la antesala del asesino silencioso que conocemos como hipertensión arterial (alta presión). Es en muchas ocasiones la causante de que con el tiempo se desarrolle alta presión, entre otros factores que pudieran agravar el problema, como sería por ejemplo el exceso de peso, se sabe que el 50 por ciento de los obesos van a desarrollar hipertensión arterial, actualmente como nutrióloga clínica o bariatra, también he podido detectar pacientes con cifras altas de presión arterial y que no sabían que son candidatas a padecer la enfermedad. Y definitivamente en la mayoría de los casos, existe el antecedente en el abuso de consumo de sal y grasas saturadas sobre todo, como frituras, alimentos lampreados, empanizados o refritos, etc., que entre otros son veneno puro para el organismo.
Trate de ingerir lo menos de sal posible, porque también un alto contenido de sal puede estar disfrazado, en alimentos tales como galletas, dulces, salsas, productos enlatados o muy procesados.
En condiciones aceptables y normales, se obtiene de una dieta equilibrada y balanceada y nunca olvidar un importante consumo de agua, de dos a tres litros, al día para hacer trabajar normalmente a nuestros riñones y purificar el cuerpo.
Para reducir el consumo podemos empezar por no añadir sal extra a los alimentos, evitar agregar en exceso durante el cocimiento de los mismos, sólo una pizquita para sazonar, ya que muchos alimentos ya traen sal en forma natural. Evite alimentos muy procesados y mejor busque productos bajos en sal y si lo prefiere puede usar sustitutos, que casi siempre son más ricos en potasio y no en sodio, también se pueden usar como alternativa, hierbas y especias al cocinar, que pueden hacer menos notoria la falta de sal.
Estamos concientes de que muchas personas disfrutan del sabor de la sal, y quizá les resulte difícil reducir el consumo... yo lo que le puedo decir como médico que si usted comienza como un entrenamiento poco a poco ir reduciendo el consumo de sal, y es constante... le garantizo que lo va a lograr, además que se va a evitar grandes problemas y enfermedades que como mencionamos anteriormente, si ingerimos demasiada sal no nos vamos a escapar, cuídese, para que no le vayan a decir que le echaron la sal, o que está bien salado... bueno esto último más bien es broma, pero no podemos negar que utilizamos también muchísimo la sal en nuestros dichos muy mexicanos, aparte de los dos anteriores, qué salero tiene esa persona para bailar por ejemplo, hay un mito de que si pisas sal te va a ir muy mal, etc. pero bien, mientras todo quede en palabrería y no la consuma en exceso todo está muy bien. ¡Hasta pronto!
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