(Primera parte)
Existe un viejo y sabio proverbio latino: ?Citrus vincit pathos?, que significa (los cítricos vencen la enfermedad). De hecho, este tipo de frutas se conocen desde hace cuatro mil años, y han jugado un papel muy importante en la prevención del escorbuto, una enfermedad causada por deficiencia de vitamina C, a mediados del siglo XVIII; las limas, los limones y las naranjas se usaban para combatirla, pero hasta 1932 se descubrió que su poder curativo, se debía a su contenido de vitamina C. De 50 a 80 Mg. por cada 100 gr. de la cual son también una fuente excelente las grosellas ?200 Mg. por cada 100 gr.
Actualmente se sabe que la vitamina C mitiga el cansancio, mejora la cicatrización de heridas, alivia las encías sangrantes, procura unos dientes sanos, favorece la recuperación y fortalecimiento de los huesos rotos, combate los padecimientos gastrointestinales, suaviza las reacciones alérgicas, reduce los niveles negativos de colesterol (LDL) ayuda a metabolizar las grasas, previene y alivia los síntomas del resfriado común, y en general, fortalece las defensas de nuestro organismo, contra, virus y bacterias.
No cabe duda que los cítricos son excelentes complementos de nuestra alimentación, aparte de que son fáciles de conseguir, y están a nuestro alcance en casi todas las temporadas del año, y no son muy caros, sobre todo si tomamos en cuenta los beneficios que ellos nos aportan.
Además, recientes investigaciones han demostrado que altas dosis de esta vitamina, presente en los cítricos junto con otras sustancias fitoquímicas flavonoides, betacarotenos, terpenos y fenoles, alargan la vida protegen contra ciertas enfermedades degenerativas como: Cataratas, infarto e hipertensión arterial, trastornos neurológicos, parkinson y alzheimer, e incluso cáncer. De hecho el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, adjudica al consumo masivo de jugo de naranja, la reducción de tumores de estómago. La razón estriba, según médicos de la Universidad de Boston de Estados Unidos; que la vitamina C, en conjunto con otros nutrientes, actúa como un potente antioxidante, al neutralizar los efectos de los radicales libres, que son moléculas dañinas que oxidan las células destruyéndolas, así mismo este poder antioxidante, estimula la producción de colágeno y elastina de la piel, lo que favorece que las arrugas que nos desagradan tanto, se tarden más tiempo en aparecer.
Además de su contenido en vitamina C, y ácido cítrico. De un cinco a un ocho por ciento, que les otorga un fuerte poder antiséptico, los cítricos tienen también otras virtudes; no contienen muchas calorías, alrededor de 30 kilocalorías por 100 gr., no aportan grasas, contienen entre un 80 y un 90 por ciento de agua y cerca de un diez por ciento de azúcares de fácil absorción; aparte nos proporcionan más vitamina A, B, P y ácido fólico, sales minerales, sodio, potasio, magnesio, calcio y fósforo, entre otros y fibra vegetal; por ello impiden el desarrollo de fragilidad capilar, moretones que aparecen sin causa aparente, hidratan al cuerpo por su alto contenido de agua, y como mencioné anteriormente, una de sus principales y más importantes funciones, es que actúan como antioxidantes, eliminando las sustancias tóxicas.
En lo personal, suelo aconsejar a mis pacientes ingerir diariamente cuando menos dos a cuatro piezas de fruta, entera o en jugo, de las cuales, una o dos de ellas deben ser cítricos.
Aparte de las frutas, es necesario ingerir vitamina C por medio de las verduras, para prevenir enfermedades, sobre todo en personas con defensas bajas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS); aconsejan consumir una dosis de 60 Mg. ?el equivalente a una naranja-, aunque los últimos estudios, revelan que nuestras necesidades, se encuentran entre los 200 y los 500 Mg. al día, de dos a cinco naranjas o dos vasos de jugo de limón, como dosis preventiva y/o terapéutica. Esta cantidad se debe aumentar en determinados casos; por ejemplo, para reducir la severidad de los síntomas del resfriado común, se necesita un gramo al día. También es conveniente aumentar la dosis en caso de embarazo o lactancia, así como cuando se hace deporte, en personas que acostumbran a tomar píldoras, aspirinas, o antibióticos, para los bebedores crónicos de alcohol, personas que padecen estrés, también fumadores crónicos, etc. ya que todos estos aspectos privan al organismo de vitamina C. No obstante para aprovechar todas las propiedades de los cítricos, conviene comerlos crudos, enteros y frescos. También se pueden tomar en jugo o como ingredientes de cocina, aunque de este modo pueden perder las propiedades, sobre todo precisamente la vitamina C. No conviene refrigerarlos demasiado tiempo, por la misma razón. Cuando beba jugo natural de cualquier cítrico no lo cuele para que no pierda la fibra que ayuda a mejorar la digestión, y a prevenir el estreñimiento, así como otras propiedades calóricas. Otra forma de obtener un aporte adecuado de ácido cítrico o ascórbico, es mediante productos de farmacia, que vienen en diferentes presentaciones y dosis, para niños o adultos desde 250 ó 500 Mg. hasta 1 gr. para lo cual debe consultar a su médico. Así que por lo pronto no olvide beber su juguito de naranja, o toronja o el que más le guste, por la mañana preferentemente cuídese. ¡Hasta pronto!
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